TUtno ve fotos antiguas de la plaza Mayor de Cáceres e intenta no acabar devorado por la emoción de sentir que esos mismos soportales son los que presenciaron hace unos años similares fechorías a las de los chicos de ahora. Y lo más conmovedor es que esas torpes heroicidades de adolescente siguen produciéndose y que la Torre de Bujaco continuará ahí para ser su callado juez, para reírse un poco del tiempo. ¿Cuántas generaciones se han alimentado de esas piedras? Hay una poderosa mística en los lugares donde has consumido tu juventud, pero es una sensación que aumenta cuando descubres que en realidad te has hecho mayor rodeado de tanta belleza, por mucho que digan que somos los últimos en todo. Al pacense le ocurrirá lo mismo con su Alcazaba, al emeritense con el Teatro Romano al fondo o, en otro estrato, al que ha crecido en el campo, rodeado de encinas y alcornoques... Lugares e historias, el eterno y adictivo viaje entre el ayer y el hoy.

*Periodista