Dos años se van a cumplir en estos días desde que el Instituto de la Mujer de Extremadura organizó en Cáceres un importante congreso internacional sobre tráfico de mujeres y prostitución. Durante este tiempo, el Instituto de la Mujer de Extremadura ha puesto en marcha decididas actuaciones al amparo de las medidas que contiene el III Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres en Extremadura 2006-2009, fundamentalmente, las de "Fomentar e informar a los y las profesionales con la finalidad de establecer vías de reinserción social, económica y laboral para las mujeres prostituidas y tráfico de mujeres" y, la relativa al "Desarrollo de programas de reinserción y de apoyo a las mujeres prostituidas, así como en la lucha del tráfico de mujeres".

Estas actuaciones, además, muy pronto se verán reforzadas con otras medidas orientadas hacia un mismo fin: hacer visible una injusta situación para un número de mujeres cada día más creciente debido al fuerte proceso de inmigración que en nuestro país y en nuestra región se viene produciendo, especialmente, en los últimos años.

En este sentido, es importante subrayar que la estrecha colaboración del IMEX con la Delegación del Gobierno y los convenios firmados con organizaciones de reconocida trayectoria de intervención para la creación de centros de atención y las campañas de sensibilización, son medidas concretas que ejemplifican nuestra preocupación por el grave problema de la prostitución. Medidas que se verán reforzadas con la elaboración de un estudio sobre la prostitución en nuestra región que nos permita hacer un diagnóstico más exacto de la situación.

XPOR OTRAx parte, nadie niega que la prostitución constituye un problema de muy difícil solución y por ello requiere, no sólo de un profundo y pausado análisis por parte de los agentes sociales responsables. También es necesario un compromiso que posibilite un rechazo social a estas prácticas que conducen a miles de mujeres y niñas a una de las más crueles y humillantes experiencias humanas.

La situación de crisis económica padecida por muchos países, especialmente del Este de Europa, Norte de Africa y Sudamérica ha generado, tanto en España como en nuestra región, un mercado de inmigración sexual sin precedentes. Las redes de prostitución internacional y nacional siguen creciendo a costa del chantaje, la indignidad y el sufrimiento de muchos miles de mujeres y niñas que, como hemos oído muchas veces, se han convertido en las esclavas del siglo XXI . En este sentido, recientemente la embajadora especial para los Derechos Humanos, Silvia Escobar , ha anunciado un plan de tolerancia cero con la esclavitud sexual en nuestro país con la firme intención de coordinar los ámbitos judicial, social, educativo, policial, administrativo y de inmigración para luchar contra la prostitución.

Tampoco podemos negar que todos los esfuerzos que desde distintas asociaciones y administraciones vienen realizándose desde hace años para acabar con tan lacerante lacra social, no han conseguido los resultados que cabría desear. Por ello, tal vez sea el momento de plantearse un debate social, demasiado tiempo postergado, que sea capaz de activar las conciencias de toda la ciudadanía, por una parte, y establecer las bases de una firme intervención en todos los frentes, por otra.

En nuestro país, como reflejaron las conclusiones del congreso, hay una gran disputa entre la postura abolicionista y la reglamentarista. La prostitución no constituye en sí una infracción; no tiene reconocimiento jurídico por lo que es una actividad, prácticamente, al margen de la ley. Cuando se trata de prostitución, se hace más que patente una gran hipocresía que, por un lado, rechaza socialmente su práctica, pero por otro lado la tolera.

Por todo ello, debemos redoblar nuestros esfuerzos para hacer llegar una vez más a la ciudadanía el mensaje de que un cambio de actitud colectivo empieza por la solidaridad individual, por el sentido de justicia y desarrollo que desde siempre han impulsado a las sociedades democráticas. En definitiva, una decidida apuesta individual y un compromiso colectivo por afrontar el problema de la prostitución sin hipocresías debe contar con el apoyo de todas y todos los extremeños. No será posible alcanzar nunca estos anhelados logros si todavía, a pesar de las medidas que emprendamos, no nos creemos capaces de lograrlo. Es cierto que, a veces, nuestros esfuerzos no se corresponden con los resultados deseados, ni tan siquiera operan con la celeridad que la sociedad y los responsables políticos desearíamos. Pero no es menos cierto que, una sociedad más digna e igualitaria sólo la merecen quienes tienen la generosa voluntad de creer en ella. Por eso, parece grotesco e incluso deleznable, que todas y todos miremos hacia otro lado cuando hablamos de prostitución si de lo que se trata es de vivir, sencilla y razonablemente, en una sociedad tan digna, justa y democrática como nos sea posible.

*Directora general del Instituto de la Mujer de Extremadura (IMEX)