WEw l Ayuntamiento de Badajoz elaboró hace unos meses una ordenanza por la que se castigaba a los vecinos que tirasen escombros dentro del casco urbano. Ahora está ultimando las bases para sacar a concurso la construcción y explotación de una planta de residuos procedentes de las obras. Esa planta serviría para elaborar un producto que sería reutilizable y que, en principio, se ubicaría en el mismo lugar, las Cuestas de Orinaza, en que se encuentra el único vertedero de ripios ´legalizado´ en la ciudad. Al mismo tiempo, el consistorio pretende llevar a la conciencia de los ciudadanos la necesidad de que no se desprendan de este material de cualquier manera, abandonándolo donde ven que lo hacen otros.

Tiene trabajo por delante el ayuntamiento porque es grande la desgana de los pacenses en mantener limpia su ciudad. Ayudada por la que exhibe el consistorio en intentar imponer una mínima disciplina que impida la proliferación de escombreras por doquier.

Algunos de los problemas más importantes que tiene Badajoz tienen que ver con su cuidado. Es una ciudad en donde parece imposible reducir las escombreras, los papeles y bolsas de plástico por el suelo y los solares por entre las edificaciones. Un asunto que atañe al ciudadano. Pero, sobre todo, al ayuntamiento, que tiene que transmitir la idea de que está dispuesto a que las reglas se cumplan. Tomó cartas cuando pocos respetaban los pasos de cebra, y construyó badenes en las avenidas. Hubo quejas, pero el resultado de aquella decisión está a la vista: hoy los coches paran cuando los conductores ven que van a pasar los peatones. Un ejemplo a seguir. Que cunda con nuevos propósitos.