THtace unos días en el autodefinido de EL PERIODICO EXTREMADURA aparecía una fotografía del actor porno Nacho Vidal . Quién iba a decir hace algunos años, cuando uno tenía que pedir un preservativo en la farmacia guiñando un ojo al farmacéutico --por eso de la vergüenza-- o tenía que ponerse un pasamontañas para comprar un play boy en el quiosco --también por eso de la vergüenza--, que un día veríamos con tanta naturalidad el rostro de un actor porno ilustrando una página de un periódico.

Esto nos demuestra que la mentalidad de la gente va cambiando y se empieza a aceptar como normal lo que hace un tiempo hubiera sido intolerable. Ahora cuando uno va a comprar un preservativo a una farmacia saca pecho y dice a grito pelado: "¡Oiga, déme una caja de cuarenta condones de la talla supergrande!". Y encima presume el tío que no veas. ¿Y a quién ofende? A nadie. Otra cosa es que algún envidioso que esté en ese momento en la farmacia se sienta ofendido.

La libertad ha extendido un poquito más sus alas y vuela sobre los prejuicios. Se empieza a ver cada vez más como la gente elige libremente lo que le da la gana del gran escaparate donde la vida nos muestra sus ofertas.

Para la mayoría de los mortales, el chaval que anda por ahí con una cresta a lo indio cherokee en la cabeza no es un bandarra; ni la chica que gusta adornarse toda de piercings es una pelandusca; ni el joven que lleva coleta es maricón --y si lo es, que lo sea--. Como canta Serrat : "Cada uno es como es, cada cual es cada cual..." --qué sabio Serrat--. Sí, ya sabemos que todavía quedan por ahí muchos amigos de su libertad y enemigos de la ajena, pero poquito a poquito, si la racionalidad y la sensatez nos acompañan, irán entrando. Irán entendiendo que para nadie existe el derecho de marcar autoritariamente las pautas de conductas a seguir por sus semejantes.

También es cierto que la libertad a veces debería ir acompañada de manual de instrucciones, pero primero los cafres tendrían que aprender a leer.

*Pintor