Algo está cambiando las relaciones entre los principales partidos, PP-PSOE, especialmente en el ámbito autonómico que nos indica en cierto modo la tendencia o el rumbo que comienza a tomar esta fórmula de diálogo político y entendimiento iniciada en nuestro país. El cambio en Euskadi ha permitido la constitución de un acuerdo insólito en aquella región y un gobierno de coalición que -independientemente de que fructifique con mayor o menor grado de consenso- ya es en sí mismo indicativo y determinante de hacia dónde camina el momento político actual y cuál podría ser el escenario de futuro.

El debate sobre el estado de la región celebrado esta semana en Extremadura se posiciona en cierto modo hacia ese nuevo contexto de diálogo y de alianza estratégica que enriquece en buena medida la pluralidad y la democracia en cualquier ámbito. En cierto modo, y especialmente ante cualquier adversidad o clamor popular, es lo que los ciudadanos reclamamos y exigimos a la clase política, porque entendemos que en temas comunes las soluciones han de ser comunes y consensuadas.

La crisis económica es una prioridad como lo pueda ser el terrorismo u otra serie de intereses ciudadanos, para los que se hace necesaria una capacidad de negociación y de renuncia a protagonismos partidistas e incluso ideológicos, sin que ello signifique tener que modificar sustancialmente la estrategia propia y específica que cada sigla establece y con la que concurre a unas elecciones.

Espero que ese gran acuerdo fructifique y no se convierta en algo mediático. Deseo que lejos de ser un espejismo se transforme en una nueva manera de trabajar por Extremadura y sobre todo que al final seamos los extremeños quienes veamos los resultados en nuestra vida diaria y en la solución a nuestros problemas cotidianos. Al fin y al cabo esa es la esencia de la política.