Un estudio del Real Instituto Elcano lamenta que la imagen de España en los EEUU siga lastrada por los toros, el sol, el flamenco, el turismo y la comida. No sé por qué va a ser un lastre. Puede ser tópico, España es mucho más que eso, pero también es eso. Aprovechémoslo para difundir nuestra cultura y toda la riqueza de nuestra tierra. Sin complejos.

En mi juventud, algunos españolitos teníamos una tópica visión de la historia norteamericana más reciente que mezclaba Vietnam, el Watergate, la CIA, el Ku Klux Klan, el asesinato de Kennedy , Marilyn totalmente cañón cantando Happy birthday, mister President , Apocalipsis Now o Armstrong en su lenta danza lunar, todo en un mismo y confuso saco cinematográfico. Entonces molaba meterse con los americanos. Hasta que llegó Felipe y se acabó aquello de ¡Bases Fuera! ¡OTAN No! Muchos los consideraban el Estado perverso por excelencia. Luego entramos en la OTAN, entramos en la UE, trabajamos mucho, nos hicimos ricos, llegaron inmigrantes, nos volvimos soberbios, olvidamos que habíamos sido emigrantes, nos hizo gracia lo del despacho oval, las becarias y los puros. Y los EEUU dejaron de ser el Ogro .

Más tarde la Casa Blanca tuvo un inquilino del que no voy a relatar la historia pues acaba de llegar a su fin. Los españoles a los que no les gustan las guerras volvieron a coger manía a ese aliado envenenado, tal vez olvidando que un país no son sus gobernantes, sino el pueblo que lo forma. El Instituto Elcano señala que el problema de la imagen de España en Norteamérica no es político, sino de desconocimiento total. Muchos americanos no conocen al Rey, ni a Zapatero , ni a Aznar . Ni saben que España había enviado tropas a Irak y luego las había retirado. No caigamos en la tentación de acusar a esa gran nación de ignorante. La ignorancia es recíproca. Una alumna preguntaba el otro día si Obama nos iba a mandar también a nosotros. ¡Como dicen que tiene todo el voto hispano! Aquí algunos que saben mucho opinan que nada va a cambiar aunque haya cambiado todo. Otros que no sabemos tanto preferimos creer que el cambio ha llegado. Para quedarse.