Expongo mi criterio, mi sentir al respecto, claro está me responsabilizo de ello, pues lo escribo, firmo y rubrico. En aquella majestuosidad de conmemoración del día 12 de octubre de 2004, en aquella parafernalia galáctica, me impactó, me obnubiló ver a dos ciudadanos como marionetas, pero seres humanos, manipulados al límite.

Me resultó una chapuza, un sainete... más, hasta indigno, esperpéntico. Sí, esperpento que diría Valle-Inclán.

¿Cómo se prestaron a tal cosa los dos ciudadanos? Sobre todo, ¿a qué mentalidades se les ocurren tales cosas, tales situaciones y consiguen llevarlas a efecto?

Leo a Javier Figueiredo: "pero homenajear a alguien que porta la cruz de hierro hitleriana por el hecho de haber acudido como voluntario a apoyar al nazismo es algo que no se merecen nuestros ojos de siglo XXI". Transcribo esto porque estando en perfecto acuerdo, yo no lo expresaría mejor. Continúo: "parece que el manchego (José Bono), al igual que otros miembros peculiares del PSOE, como el alcalde coruñés, tienen patente de corso para discrepar, con mucha mano derecha (tal vez demasiado a la derecha) de quienes desde sus propias filas y desde sus apoyos parlamentarios han venido luchando para que la memoria histórica no se convierta en amnesia futura". Yo, uno "desde sus propias filas" siempre he manifestado mi rechazo a José Bono por su posición en la derecha de la España eterna, del Concilio de Trento (pasando por la Cruzada del 18 de julio de 1936). En muchos puntos estoy en desacuerdo con José Bono que parece ha heredado el ministerio (de Defensa) del señor Trillo el del avión-chatarra-ataúd.

Parece que la obsesión de la tal derecha, además de Educación y Justicia, ahora es el Ministerio de Guerra, ¿ello por qué?

TEOFILO HERNANDEZ. Villanueva de la Serena