El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (32 años en el cargo) ha sido detenido en el marco de una operación anticorrupción. La Generalitat avanza hacia su referéndum ilegal mientras destituye a altos cargos que osan airear sus dudas. Un número elevado de antiguos miembros del gobierno pasan sus días en la cárcel por diversos delitos. La abogacía de Baleares pide seis años de cárcel para el yerno del rey. Políticos que defienden regímenes totalitarios en los que la población se muere de hambre. Partidos de fútbol amañados, clientelismo, sobornos, apoyos manifiestos al terrorismo, fraude con los EREs, el poco honorable Pujol constituido en jefe de una banda de saqueadores...

No me juzgue nadie por las ausencias: aquí no se libra nadie. La lista, que podría ser interminable, afecta en mayor o menor media a todos los partidos políticos y a no pocos estamentos. Y mientras tanto, la casa sin barrer. ¿Qué pasa con la ley de dependencia, que se aprueba pero no se paga? ¿Qué pasa con las pensiones? ¿Con los derechos de los autónomos? ¿Qué pasa con las listas de esperas de la Seguridad Social? ¿Qué pasa con el ciudadano medio que sostiene con su trabajo a toda la chusma que copa un día sí y otro también las portadas de los periódicos?

A veces me pregunto qué opinión tienen los extranjeros de nuestro país y siempre llego a la conclusión de que por fortuna se dejan seducir por un vocabulario selectivo propio de una guía de viajes: playa, sol, buena comida, buen clima, mujeres hermosas, paella... Este es un gran país para los turistas y un territorio hostil para los nativos.

Quién pudiera meter las noticias de las corruptelas bajo la alfombra y comportarse, aunque solo fuera por una semana, como turista en su propio país. Pero es difícil: las portadas de los periódicos se imprimen día a día, sin piedad.

Fuera de España, Spain is diferent; dentro es una ciénaga.