TAtfinales de este año se cumplirán veinte años desde que Lord Nolan , el juez Nolan, al frente de la comisión de expertos para dignificación de la vida pública en Gran Bretaña, elaboró varios informes de los que se extraen una serie de principios que habrían de informar la actitud, el proceder de todo servidor público: capacidad de asumir el interés público, integridad, objetividad, responsabilidad, transparencia, honestidad y capacidad de decisión.

Desde casi esa misma fecha, en diferentes disciplinas y, por supuesto, en la mía, se han estudiado, analizado y explicado estos principios. Y creo que, todos, siempre los tenemos en mente, muy interiorizados, como una especie de tamiz, de molde, con el que es posible contrastar nuestro propio comportamiento y, sobre todo, el de los demás.

Mentiría si dijera que no he encontrado servidores públicos que se ajustan a los perfiles descritos y que hay muchos, muchísimos sin duda que no llegaré a conocer. Pero sí puedo afirmar que hay ámbitos en el servicio a la nación en los que la concentración de españoles que viven por y para los principios descritos resulta llamativo hasta la sorpresa. Lo sé, y entiendo que debería ser lo generalizado, es lo que lo fortalece a un estado y de lo que, durante mucho tiempo el pueblo español presumió y se le reconoció. Pero, infelizmente, hoy no estoy tan seguro de ello, de tal forma que lo normal lo hemos elevado a sorprendente.

Pues bien, yo he estado en una de esas áreas del servicio a España en la que una simple conversación con el último soldado desembarcado de la Escuela de Infantería de Marina en Cartagena, te muestra la enorme, pero a la vez sencilla, capacidad para asumir la defensa de la patria y de todos sus valores como máxima expresión de lo que puede ser el interés público.

XQUE SENTADOx en una sala te das cuenta de la integridad de personas que diariamente en el cambio de guardia interior, verifican el inventario de todas las instalaciones, desde un taburete hasta el recuerdito que alguien trajo de una misión y acabó siendo inventariado. O que la categoría de una simple hoja de papel como bien público no es menor a la de cualquier otro recurso de mayor valor o interés técnico.

Observas la objetividad de quien tiene que requerir incluso amonestar a un compañero de promoción, o a un buen amigo, porque ello forma parte del cumplimiento del deber.

Admiras la responsabilidad de exigir disciplina y ejercer el mando a través del ejemplo de quien lo exige. Pero también embelesa el compromiso de responsabilidad que se asume en cada acto.

Te enorgullece estar al lado de quien honestamente trata de hacer su trabajo lo mejor posible sabiendo que sólo un levante fuerte va a ser testigo de su encomiable esfuerzo y dedicación. El mismo viento que hace correr detrás del envoltorio de un "pan galleta" ya que el deber de respeto al medio ambiente no es una pose o una mera declaración sin contenido.

XENVIDIAS LAx capacidad para tomar decisiones rápidas, realizando cálculos imposibles donde la improvisación muta en una acción que parecía estar planificada incluso en los elementos más imponderables. Decisiones que hacen disfrutar del privilegio de mayor riesgo y fatiga ya que el cumplimiento de la misión es lo único que importa.

Y todo ello en un marco normativo que aún espera que se le cierre la herida que todavía sigue sangrando por la verdadera falta de igualdad existente en las expectativas de los oficiales del Cuerpo con respecto a sus homólogos de los Cuerpos Generales del resto de los Ejércitos y de la propia Armada.

Todo lo dicho, sin duda ampliable, podría ser suficiente para que cualquier español admirara, agradeciera y respetara a estos hombres y mujeres que tanto hacen y trabajan por que en España podamos vivir sin darnos cuenta lo que cuesta mantener nuestro marco de derechos y libertades. Pero siendo mucho, no es todo.

Hay más factores que conmueven, que te hacen hinchar el pecho para que puedas sentir, sin ninguna duda, que respiras el mismo aire que ellos.

Es saber que una hija llama a su padre "mi binomio"; es ver cómo se comparte la sombra cuando el sol es implacable; las cicatrices de una rodilla operada que tiene que aguantar aún mucho para que a unos hijos no les falte de nada; el anhelo por esa misión que no acaba de llegar; el sabor de un "tanque"; los saludos y bromas con un antiguo compañero de compañía; la alegría compartida y las peripecias para evacuar a un padre cuyo hijo acaba de nacer.

XTANTOS Yx tantos detalles de la aptitud y actitud de los Infantes de Marina que aquí tan sólo pueden enumerarse de manera obligadamente sucinta, que en su conjunto y de forma completa han conformado un troquel que los acuña de manera especial ya desde los tiempos del "desplazado" hacia tierra firme Miguel de Cervantes , pasando por el extremeño Martín Alvarez o el soldado Lois , entre otros.

Yo lo sé, lo he visto y los conozco ya que, como apuntaba, he estado con ellos en su día a día como uno más a través de una relación no permanente basada en activaciones que me han permitido enriquecerme como español y como servidor público. Así, cuando en mi servicio civil tengo flaquezas, trato de pensar qué haría un Infante de Marina. Un Infante de Marina que tal vez no conozca muy bien a Lord Nolan y sus principios pero que sabe de memoria, entiende y aplica sus diez mandamientos basados en el amor a España, la lealtad, la generosidad, el sacrificio, el valor, la abnegación, el espíritu de servicio, el orgullo de la historia, el respeto a la dignidad y los derechos de las personas, la disciplina, el cumplimiento del deber.

Imposible no encontrar estímulo o respuesta ante la debilidad o la duda cuando estos mandamientos informan tu manera de actuar y, estando sentado en un despacho o paseando tranquilamente, recuerdas que en ese preciso momento hay un Infante de Marina embarcado, lejos de su familia, mojado, adiestrándose, caminando, saltando, en posición... haciendo de su trabajo al servicio de España un modelo de conducta.

En definitiva, cómo no sentirme afortunado, honrado por cumplir con mi deber y poder ejercer mi derecho de defender a España en la Infantería de Marina más antigua del mundo, al lado de hombres y mujeres valientes por tierra y por mar, reconocibles todos ellos por ser, españoles ejemplares.

*El autor es profesor titular de Derecho Administrativo. Fue consejero de Administración Pública de la Junta de Extremadura.