Un regusto agridulce y un punto de mala leche (con perdón) resumen mis sensaciones tras asistir al ciclo que Libre Producciones nos ha ofrecido en la Biblioteca Pública de Cáceres, para celebrar su XV aniversario de ilusiones hechas, a menudo con sinsabores, realidad. En cuatro entregas hemos disfrutado con algunos de los mejores recorridos de su Lince con botas, que conoce como nadie nuestras tierras, nuestros paisajes, nuestras costumbres y es capaz de diferenciar, de entre nosotros, a aquellos que merecen la pena. Después de compartir correrías, de vuelta a casa, sintonizaba el canal por el que un día pudimos contemplar al Lince, pero aparecen unas rejas catódicas, tupidas y estúpidas. Mientras, quienes pusieron rejas a la libertad del Lince reciben sin ruborizarse el varapalo europeo que les coloca en el número uno de la manipulación informativa, capitaneada por el de: ce ce o o. Que la televisión es un medio poderoso nadie lo duda. Por eso y por el hartazgo ante la degradación de contenidos, la inversión de la escala de valores, por el malgasto del dinero público y por la necesidad de garantizar la pluralidad, urge que, quienes nos privaron y siguen queriéndonos privar de nuestro derecho a conocernos y reconocernos más y mejor a través de una televisión hecha desde aquí, por y para nosotros, dejen de poner trabas a la televisión regional. Luego, todos, hemos de velar para que nuestra televisión mantenga la dignidad y calidad que demostró y para impedir que se contagie de los vicios de otras. Mientras llega ese momento propongo que el Lince con botas sea declarado especie protegida.