Los partidos políticos en Extremadura tienen un ojo aquí y otro en Madrid. Nuestra Comunidad es un espejo de lo que ocurre a nivel nacional y cuando la ola electoral viene bien para una determinada formación ésta sale fortalecida, pero cuando viene mal hay que echarse a temblar y moverse para que el descalabro no sea mayúsculo. Como dicen los políticos veteranos, uno puede tener un buen jinete, que si el caballo que te mandan es malo la carrera no hay forma de ganarla. Que se lo digan si no a Vara con Zapatero o a Monago con las horas bajas de Rajoy. Culpa tuvieron ambos del batacazo que sufrieron sus partidos en su momento, pero el aire de Madrid vino revuelto y no ayudó para nada.

Digo todo esto a tenor de la crisis de Cataluña, la cual no cabe duda que va a dejar pelos en la gatera a más de uno. Así lo expresa la última encuesta del CIS publicada esta semana donde se asegura que Unidos Podemos solo logra agarrar al 60,1% de los votos que acaparó en 2016. El 7% de sus antiguos adeptos regresa al PSOE y otro 4,2%, ojo al dato, se va a Ciudadanos. El PP también ve como se le escapa un 10,4% de sus votos al partido de Rivera, verdadero equilibrista y vencedor de esta crisis.

En Extremadura aún queda mucho tiempo para las elecciones de mayo de 2019, pero a estas alturas de la película ya les digo yo que en todas las casas hacen cábalas y miran de reojo al contrario. Vara y Monago serán candidatos. El primero aún no ha sido designado pero después de ganar unas primarias complicadas e incluso cruentas no le veo yéndose para casa y Monago lo mismo que su adversario, su renovación como presidente del PP dificilmente le deja otra posibilidad. Además, en ambos casos no hay otro líder o alternativa, la identificación de ambos partidos en Extremadura pasa por la imagen de sus candidatos y perder ahora esa baza sería casi un suicidio.

En el caso de Podemos y de Ciudadanos la cosa varía y ahí radica la cuestión. No en vano, ambos partidos, aún emergentes, tienen más identificación si cabe con sus formaciones nacionales. En las elecciones de 2015 muy pocos sabían quién era Álvaro Jaén, el líder extremeño de la formación morada, o quién ocupaba la cabeza de cártel de Ciudadanos, en este caso una ex concejala de Plasencia, María Victoria Domínguez, muy conocida en su ámbito municipal pero desconocida en el resto de Extremadura. En Podemos la imagen de Pablo Iglesias sobraba para captar votos y no digamos en la formación naranja con la foto de Albert Rivera. Los votos que se cosecharon no fueron ni por los candidatos ni por la implantación territorial de los partidos. Se lograron por el altavoz mediático que venía de Madrid, que en el caso de Podemos se aprovechó, además, de la torpeza de Izquierda Unida apoyando hasta el final al PP.

La postura ambigua de Podemos en Cataluña, cuando no próxima a las tesis de los independentistas en determinados aspectos, no cabe duda que le va a pasar factura en el resto de España. El barómetro del CIS así lo describe, que la formación morada, junto a sus confluencias, ha perdido dos puntos respecto a julio y pasa del 20,3% al 18,5%, colocándose muy próxima a Ciudadanos (17,5%) quien puede hacerle el famoso sorpasso de seguir así. Pablo Iglesias ha pasado a ser el líder peor valorado (2,67), pero encima la formación no logra contener la sangría de votos hacia el PSOE, e incluso hacia a Ciudadanos aunque en menor medida.

O espabila Podemos o habrá consecuencias. En Extremadura han empezado a ponerse las pilas hace tiempo. De momento, todo indica que habrá pacto presupuestario con el PSOE cara al 2018 por primera vez en esta legislatura. De dos años de oposición dura frente a Vara, teniendo que pactar éste con el PP las cuentas públicas, a ser Podemos quien llame a la puerta de los socialistas para sentarse a negociar. La formación morada precisa de protagonismo, estar en el tablero mediático y contribuir desde la izquierda a embridar al PSOE y hacer región, no como hasta ahora que de algún modo le ‘regalaban’ esta responsabilidad y este protagonismo al PP, en teoría sus enemigos.

Así y todo, es difícil de saber qué efecto tendrá una u otra actuación y cómo podrá quedar el reparto de escaños si quien cae es Podemos y quien sube es Ciudadanos, así como sus hipotéticas alianzas post-electorales caso de que nadie logre la mayoría absoluta. Como digo, cábalas que los analistas hacen y que, por supuesto, los partidos políticos también. ¿Que si estamos ya en clave electoral? Desde el día siguiente de las últimas elecciones.