El mismísimo presidente de El Corte Inglés, Isidoro Alvarez, ha asegurado al presidente de la Junta y a la alcaldesa de Cáceres, que sus grandes almacenes están interesados en instalarse en la ciudad. Y además sin que circunstancia tan importante como la crisis económica pudiera condicionar ese proyecto. No hay duda, por tanto, de que El Corte Inglés quiere abrir en Cáceres, y quizás no hay mejor prueba de esa voluntad que no haya variado a pesar de los múltiples avatares por los que ha pasado y pasa la única operación urbanística posible, que es la instalación en las Carmelitas.

La reunión habida en Mérida entre Alvarez, Fernández Vara y Heras, y de la que ayer informaba este periódico, significa dos cosas: que el futuro de El Corte Inglés en Cáceres está, en estos momentos, en el tejado del promotor, Jesús Alarcón; y que el tiempo apremia. Y es que después de cuatro años en que buena parte de la vida política de la ciudad ha girado en torno a este proyecto, sin que no haya traído más que crisis institucionales y polémicas ciudadanas, es un sarcasmo que ahora la ciudad tenga que estar esperando al promotor a que reúna las compensaciones (18.400 metros de suelo urbano, de los que dispone de 11.000) que, en base a la Ley del Suelo, le impuso la Junta hace más de un año. Con la espada de Damocles de que si finalmente Alarcón no llega a presentar los terrenos exigidos antes de que el Pleno del Ayuntamiento de Cáceres discuta y apruebe el Plan Municipal de Urbanismo, a final de mes, habría que esperar tal vez otro año para desandar el terreno perdido en esa demora.