THtemos convenido en Extremadura que el 2005 puede ser un año de oportunidades. El 2004 nos trajo promesas y expectativas que se tenían que empezar a ver a lo largo de los 12 meses de este año: el Plan Extremadura , la refinería, las centrales solares, nuevos tramos de autovías, el comienzo de la nueva entre Cáceres y Trujillo... Hay ilusión. Sin embargo, hete aquí que apenas ha transcurrido la primera quincena del primer mes y ya empieza uno a oír la mosca zumbándole detrás de la oreja a cuenta del Tren de Alta Velocidad, ese AVE que, según habían asegurado primero el gobierno del PP y después el del PSOE --solemnemente renovó la promesa de Aznar Rodríguez Zapatero -- habría de hacer el trayecto Madrid-Lisboa, pasando por las principales ciudades extremeñas, en 2 horas y 45 minutos. Porque sería un AVE de primera división. Para entendernos, como el de Sevilla. Y, además, ya lo oiríamos retumbando por la vía en el fausto año del 2010.

Pero ahora resulta que puede que no sea exactamente como se pensó. Que sí, que AVE sí, pero quizás uno que vuela más bajo, que retumba menos. No un tren de alta velocidad, sino de altas prestaciones, nueva denominación que tiene la llamativa facultad de hacer que las moscas se acerquen a las orejas de la gente y zumben.

El responsable del zumbido se llama PEIT (Plan Estratégico de Infraestructuras y Transportes), que el Gobierno aprobó en Nochebuena y que es un programa estratégico sobre infraestructuras viarias y ferroviarias para toda España hasta el 2020. Algo en todo esto está claro: el tren AVE extremeño que se encuentra entre las páginas del PEIT no es el que se calificó como de primera división. Es un modelo de vía que se aprovecha para transportar viajeros y mercancías, y ahí se encuentra su virtud --y puede que su gran e incontestable virtud--, pero que es más lento que el AVE hasta en 100 kilómetros por hora, y ahí está su defecto.

Yo, que soy un ignorante, sinceramente no sabría qué elegir, porque hay cosas que ganas con este tipo de tren y otras que pierdes. Por esta razón, conviene que hablen los técnicos y digan qué es lo mejor para Extremadura. No obstante, no es por eso --perdón: no es sólo por eso-- por lo que vuelan las moscas cerca de las orejas, sino porque en todo este asunto hay cosas llamativas. Por ejemplo, las autoridades extremeñas dicen que el Gobierno cumpla lo prometido, es decir, un AVE para viajeros que alcance los 300 kilómetros por hora y que sea "como el de Sevilla" Y el Gobierno contesta que de acuerdo, que será, finalmente, lo que digan las autoridades regionales. No obstante la ministra afirma que la línea extremeña será para viajeros y mercancías, es decir, como aquí no se quiere. Así las cosas, es difícil pensar que la voluntad del Gobierno es la de respetar la de los extremeños, habida cuenta de que, aún sabiendo ya cuál es, siguen preguntando como si no la supieran: preguntan a Portugal, como si el AVE "sevillano" y no otro, no hubiese sido acordado por los gobiernos de los dos países. Y ahora preguntan a la Junta y le dan un plazo de seis meses para que se pronuncie, haciéndose el sordo a los pronunciamientos ya habidos en el Gobierno regional. Hombre, mosquea. Se diría que Magdalena Alvarez sólo tiene oídos para lo que le interesa oír, cuando tendría que ser ella la que hablara claro para convencernos y acallar este zumbido. Por eso aquí estamos esperando esa visita anunciada y aún no concretada. Para que nos aclare todo sobre el AVE.