Unas horas después de su desplante al presidente de su partido y a toda la Comisión Ejecutiva, Esperanza Aguirre ha dicho que no hacía declaraciones porque llevaba "zapato plano". No está mal para redondear su apariencia manifiesta de desacato y rebeldía que impiden claramente el final de una larga crisis de autoridad en el partido y sitúan a la presidenta de Madrid en un pulso permanente con la dirección de su partido. ¿Habrá medido sus fuerzas y calculado los riesgos de sus ambiciones?

El sarcasmo y la ironía son herramientas útiles en la vida política si quien las emplea tiene sentido de la medida y don de la oportunidad. Esperanza Aguirre se mueve bien en esos derroteros porque ha sabido conjugar sus artes de acercamiento popular rozando lo vulgar, con sus formas altivas de aristócrata que hace un favor acercándose a la gente común, que en ocasiones es agradecida de esos tratamientos. Y se ha instalado en la ironía y en la burla sin darse cuenta de que el horno ya no está para pastelitos. Todo, o casi todo en Esperanza, está manejado desde unos parámetros en que son más importantes las formas que los contenidos; entonces, el desparpajo con el que actúa le permite sostener que es liberal desde el más cruel intervencionismo y actuar con mano de hierro en un universo en el que nadie le ha dicho las verdades del barquero hasta que llegó Manuel Cobo . Ahora ha dado un paso más el concejal de Madrid trasladándonos que tiene miedo por sus hijos: ¡casi nada¡

María Dolores de Cospedal ha sido clara al manifestar que no le gustó la ausencia de Esperanza Aguirre, lo que sitúa las armas en alto en la sede de Génova. La figura de una comisión gestora en Madrid ya no parece tan lejana. Y quien piense que es imposible que cavile las fuerzas que tiene la presidenta del PP de Madrid y de la Comunidad fuera de esas tierras. Muchos dirigentes del PP de toda España ya han manifestado que están aburridos de la guerra o el sainete de Madrid. Esperanza Aguirre no tiene fácil justificar la erosión que está promoviendo en el liderazgo de Mariano Rajoy cuando además al PP le sonríen las encuestas.