Escritor

Lo que hay que aguantar y sobre todo oír. Las cosas que ha dicho Aznar son sobrecogedoras. Dice que hay una coalición bolchevique y él hizo una para la guerra y casi hay que felicitarlo de las cosas que habrá podido decir esta criatura desesperada. Porque estos veinte días ha estado desesperado. En Badajoz por el contrario hemos oído hasta el empacho, que ellos cumplen , que es una palabra que ni siquiera se debiera admitir para un marido. Han cumplido, y se han quedado tan anchos. ¿Y en qué han cumplido? No se sabe, porque hasta ha copiado el programa. Esperaron que saliera el PSOE con el suyo y ellos a copiar y después a cumplir. La palabra cumplir sería la última que yo escribiría en el lenguaje político. Cumplir quiere decir, que no le pidas más. El ha cumplido y basta. La política que es un noble ejercicio de pasión sobre todo, cumplir significa que eres un hombre limitado, y que lo haces todo para salir del paso. Y además se ha notado. Y el que no lo ha notado ha sido porque no ha querido, pero le sobran ejemplos. La tarde noche del viernes, una furgoneta de Aqualia, repartía propaganda por Las Vaguadas, al mismo tiempo que una avioneta intentaba sin lograrlo, poner con polvos de talco o sabe Dios, las siglas del PP que se le resistían, y lo que terminaba apareciendo era la cruz gamada. Y vuelta a intentarlo, pero se le resistía y resistía y es porque cuando sólo se cumple te sale el pasado, lo que eres en tu subconsciente. Menos mal que el sábado se casó la hija de Delgado Valhondo, su hija Sofía, nada menos que en la Catedral que está realmente hermosa, y el cura Abdón, nos echó sobre los corazones unas palabras que se salían del mero hecho de cumplir, porque el hado de Jesús nos nimbaba a todos como si se hubiera posado nuestras cabezas el Espíritu Santo. Nos junamos todos con flores a María y sobre todo a Sofía, y todavía hubo tiempo para saludarnos todos los que pensamos de distinta manera, que allí estaban. Una carta de Sánchez Pascual voló por encima también como un grajo, y es que Sánchez Pascual está totalmente fuera de juego. El pintor Naranjo nos observaba, y debiera pintar sobre todo el espíritu valhondiano, que ese sí que es un espíritu.