Después del fracaso de la campaña del carnet por puntos durante esta Semana Santa. Conviene reconsiderar algunos mitos sobre el tráfico.

Las dos principales falacias científicas de los expertos en tráfico y la DGT son: primero que hay una velocidad segura y segundo que hay conductores que no cometen equivocaciones al volante. La leyes de la física nos dicen que: a mayor velocidad conduciendo, menor tiempo de reacción ante cualquier contratiempo para evitar una colisión; será menor el daño cuanto menor sea la velocidad del coche. Los limitadores de velocidad o que los coches no puedan superar los 120 km/h son la única garantía 100% segura para que no haya más muertes por exceso de velocidad. Otra medida estaría sujeta al estado de percepción del conductor. Pretende la DGT el milagro de que los 24 millones de conductores de nuestro país no cometan equivocaciones al volante.

En pruebas realizadas por la DGT, el conductor medio comete una infracción cada dos minutos, el especialista cada 5 minutos. Por muy experimentado que sea un conductor ¿existe algún ser humano que no se equivoque nunca al volante, algún conductor que nunca tenga prisa, que nunca le agobie un problema y desvíe su atención al volante? Todos ellos son potenciales víctimas de accidentes. Ante tal evidencia ¿Por qué se fabrican coches que corren a más de 130 si el límite son 120? Muy fácil: por los intereses creados. Sería la ruina de todos los fabricantes de los prototipos deportivos; la crisis de la industria del petróleo.

La DGT solo funciona como organismo regulador de las matanzas de tráfico. El ejemplo más reciente lo tenemos en la implantación de los radares fijos para controlar los límites de velocidad, al tiempo venden avisadores GPS que informan de la localización de los radares fijos, a fin de que puedas infligir las normas fuera del control de estos radares fijos ¡Qué negocio verdad! Y por partida triple: primero con el dinero público compran radares, segundo las tiendas venden avisadores GPS mínimo a 30.000 pelas la unidad, y tercero la policía puede continuar poniendo multas por exceso de velocidad (731 millones de euros cada año).

Antonio Canaves Martín **

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