WEwl debate sobre el estado de la región no ha deparado sorpresas: cada quien ha cumplido el papel que de él se esperaba. El Gobierno ha defendido su labor y ha presentado propuestas sensatas de inversiones --algunas, salvo la de que la conexión entre Jerez y Zafra se hará por autovía, ya eran conocidas y la sesión en la Asamblea ha servido sobre todo para concretar el horizonte de obras-- y de reducción de algunos impuestos, lo cual también es de justicia, porque Extremadura es una de las regiones con mayor presión en algunos impuestos sobre los que tiene competencia la Junta.

Y la oposición ha atacado al Gobierno poniendo de relieve lo que muchos ciudadanos piensan: que no está siendo suficientemente beligerante en exigir concreción sobre las obras del AVE, la Autovía de la Plata, medidas específicas por la sequía, o en la lucha contra el paro. Rodríguez Ibarra dijo el jueves que los últimos diez años de Extremadura son una "década prodigiosa". El presidente ha exagerado. Nadie duda de que esta región está haciendo un gran esfuerzo por reducir las distancias que la separan del resto y de que en algunas variables decisivas, como el de la renta, Extremadura ha sobrepasado a Andalucía y a Murcia, pero los prodigios deberían ser mejores de lo conseguido, porque muchas regiones españolas han avanzado más. Extremadura es la región "más Objetivo 1" de las españolas. El paro sigue siendo uno de los talones de Aquiles de la región y ni el presidente ni ninguna fuerza política tendrían que darse por regularmente satisfechos por el hecho de que no se destruya empleo. Desde la Administración regional se ha dado siempre la misma razón de por qué no disminuye el paro: hay más gente que se incorpora al mercado laboral de lo que la economía regional puede absorber. Bien, pero después de este análisis, qué? Porque este análisis no lo remedia. ¿Van a ser suficientes para romper esa tendencia las medidas que está tomando la Junta, los proyectos industriales en marcha y el plan de empleo comprometido por el Gobierno, o habría que exigir a Zapatero más compromiso con la región? Esa discusión, a pesar de su importancia, no ha sido objeto central del debate. Y sin embargo sí lo han sido algunas resoluciones cuyo destino, muy probablemente, sólo quedará en el terreno de las intenciones: la propuesta conjunta de PSOE y PP pidiendo al Gobierno que cambie la ley y endurezca las condiciones de apoyo electoral (un 5% del territorio nacional) para que un partido pueda tener representación en el Congreso es una idea tan defendida por algunos ciudadanos como de imposible cumplimiento sin que se rompa el pacto social que alumbró la Transición. Es un brindis al sol tanto como la propuesta de elaborar una legislación contra los tránsfugas basada en reconocer la fuerza de un grupo parlamentario en el momento de su constitución, y sin que disminuyera aunque perdiera integrantes durante la legislatura. El Constitucional ya se pronunció contra esa idea, señalando que el escaño es de quien lo ocupa, no del partido.