En los últimos días uno se asoma al panorama nacional y el vello se le pone de punta. Cruzar la línea de la coherencia es tan fácil como saltar a la comba y esto es lo que parece han hecho nuestros políticos. Han dejado que la coherencia se marche de vacaciones, para dar paso al disloque, al todo vale y a las críticas a precio de saldo.

Creo que hay temas que son de vital importancia para los ciudadanos y que por ello no deberían utilizarse como arma arrojadiza. El terrorismo es uno de ellos, por eso no puedo más que entristecerme de dolor cuando veo lo que está pasando.

Pienso que acabar con el terrorismo es una de las tareas primordiales de todo gobierno, del que está ahora y de los que estuvieron anteriormente. Creo que todos los partidos políticos deben hacer lo posible por acabar con esta lacra que mina la sociedad, pero también creo que tienen la obligación moral de estrechar lazos y juntos buscar las fórmulas más adecuadas para terminar con el terrorismo. La violencia no se vence con violencia, sino con coherencia, con la cabeza fría y el corazón ardiente, para, recordando a todas las víctimas, no olvidar que no debe haber ni una más.

Por favor, no paseemos las vísceras por la calle, porque si entramos en ese juego nos hacemos un daño irreparable y estaremos cruzando una línea que nunca debimos cruzar.

Sin entrar a valorar si las decisiones del gobierno han sido las más acertadas, lo que creo que no puede tolerarse es que los demócratas nos tiremos los trastos a la cabeza. ¿No estamos todos en el mismo barco? O es que ¿acaso hay alguien a quien no le interese que el terrorismo termine?...

M. Soledad Diez-Madroñero Cendrero **

Mérida