WEwTA hizo explotar un artefacto en Madrid, en la zona de aparcamiento próxima al recinto ferial de Arco, horas antes de que los Reyes inaugurasen este encuentro cultural. El resultado de esta agresión, advertida telefónicamente, fueron varias decenas de heridos leves y algunos daños materiales. Casi en coincidencia con ese suceso, se conoció la detención de 14 presuntos colaboradores de los terroristas en el País Vasco y Navarra.

Los ultimos golpes de mano de ETA no logran ocultar que estamos en un momento en que hay esperanzas de avanzar en la pacificación en Euskadi. Básicamente, por la eficacia de la actuación policial, pero también por la creciente conciencia de las bases de Batasuna del error que supone la violencia y por el nuevo contexto político en que vive España. No obstante, ETA pretende que los pasos hacia la paz se hagan bajo la coacción de sus bombas, pensando tal vez que eso comportará mejores condiciones para sus presos. Pero nada puede esperar ETA de un Estado de derecho mientras no acaben esas amenazas. Y pocos gestos decisivos pueden hacérsele a Batasuna, más allá de unos tanteos, mientras no denuncie a los coches bomba y a la violencia como enemigos de la razón y de cualquier vía política.