XLxa historia, como la vida, se compone de episodios transitorios que suelen tener carácter provisional cuando acontecen.

Irrumpen con urgencia, a la manera en que lo hacen los amores efímeros y son acogidos con pasión, como se acogen también a los amantes pasajeros. Es fácil hacerlo, precisamente porque pasan veloces y cuando llegan no acuden con pretensión de aburrir o de comprometer. Están mientras duran y entonces ese tiempo guarda cierto parecido con la felicidad. A veces, uno de estos lances permanece sin querer más de la cuenta o se añade a otro o lo refuerza y se continúan juntos, como sucede también en ocasiones con algún amante accidental cuando persiste haciéndose un poco definitivo. Si ocurre, el suceso se convierte en historia y se arroga un carácter estable para el que quizás no surgió en sus orígenes.

Algo así pasó hace mucho tiempo con una joven princesa asiática, hija del rey de Tiro, de nombre Europa : una tarde de sol mediterráneo paseaba con sus amigas a la orilla del mar, desocupada como suelen estarlo las princesas.

No sabía nada de la vida, menos de la historia, vivía cada día de modo apremiante, provisional, sin esperar cosa perdurable o duradera. Ignoraba que Zeus quería llevársela. Por eso no temió cuando un rebaño de bueyes vino a pastorear al prado junto a la playa. Entre los animales, uno blanco y hermoso se arrodilló a su lado besándole los pies. Divertida, Europa le devolvió caricias y montó sobre su lomo. Entonces, el buey de facciones nobles, que no era otro que Zeus disfrazado, se incorporó y corrió hacia el mar con Europa a la grupa. Nadie pudo pararlos. Cuentan que llegaron a Creta y que allí tuvieron tres hijos, los tres primeros europeos. Que luego hicieron linaje en tierras occidentales y fundaron un continente sobre lo que era una secundaria península al que dieron el nombre de la princesa. Cuentan también que el de Zeus y Europa fue un amor perdurable aunque naciera de un rapto provisional. Tan perdurable que nos ha alcanzado a nosotros y somos, como los primeros cretenses, hijos de esa estirpe.

Escribo esto porque Pepi tiene la cabeza loca con lo de la Constitución europea. Dice que el texto es un rollo y que no se entera bien. Porque, vamos a ver, cariño --añade-- ¿tú crees que esto tendrá algo que ver con las ayudas?, es que dice uno de mi pueblo que hay que votar que sí porque si no, les quitan las ayudas y dice otro que está equivocado, que es al revés, que las ayudas las quitan si votas que sí, porque entonces vienen los polacos y ésos de por ahí y se quedan con todo el dinero, y entonces, lo mejor es votar que no. Y luego otros que dicen que esto es transitorio y provisional, que sólo es un tratado y que para eso ya teníamos el de Niza, que vaya tontería y que ni siquiera tiene en cuenta algunos derechos fundamentales ni conceptos reales de convergencia social y política y el contenido es neoliberal y oficialista. Luego están las campañas por el sí con Los del Río y esa pandilla diciendo estupideces que, la verdad, sólo por eso dan ganas de votar que no o abstenerse. Y ahora me vienes tú con la mitología..., pero cariño, si esto de Europa es pura mercancía, nada tiene que ver con los dioses, eso no resuelve nada.

Respondo que tal vez los mitos, cuando la realidad se emborrona, sean lo único importante. Como la misma Europa, que existe desde la antigüedad porque Zeus quiso enamorarse una tarde y ya no van a cambiarla nuestros votos. Como los episodios provisionales que luego hacen historia. Como los amantes efímeros cuando se quedan.