XExl lunes 3 de febrero pasarán por la tribuna de la Asamblea de Extremadura voces de las distintas formaciones políticas para posicionarse sobre la Constitución Europea. Tras la intervención del ministro de Asuntos Exteriores, eurodiputados y constitucionalistas nos ilustrarán a todos sobre su contenido. Posteriormente, conoceremos las posiciones de los portavoces de los grupos parlamentarios, que mantendrán una mesa redonda con anterioridad a la clausura que protagonice el presidente del Senado.

Conmemoramos también todos los demócratas, en estos días, el sesenta aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz. Este hecho enmarca perfectamente el punto de partida de la construcción de Europa como realidad política. El final del Tercer Reich y de la II Guerra Mundial, marcó el agotamiento y la insuficiencia del Estado-nación como sujeto político en el ámbito internacional, dando paso a las organizaciones de conjuntos de naciones en el mundo.

El 18 de abril de 1951 nace la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, embrión de la Unión Europea. Son pocos los Estados que agrupa (Italia, Francia, Alemania, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos) y sólo afecta al comercio de determinadas materias primas, pero es un hecho que, al margen de convertir las materias primas para la guerra en materias primas para la paz, se sustenta en una estrategia que llega hasta nuestros días.

El documento Schumann describía esta estrategia. La decisión de los Estados de Europa de converger en una unión política, debía comenzar por un proceso inicial de unión económica, dado que dicha unión económica nos llevaría ineludiblemente hacia la unión política.

Hoy es ese momento. La Constitución Europea supone, con independencia de la opinión que sustentemos sobre el texto final, el inicio de la integración política de la Unión. Una unión política para 25 Estados y 450 millones de habitantes, que supone el 25% del PIB mundial, y mucho más de la mitad de la ayuda al desarrollo de la que se dispone en todo el mundo.

La Unión Europea como entidad política es el objetivo de la estrategia y el camino seguido hace ya más de cincuenta años. La razón sustancial que nos aboca a la unión política es la necesidad de los Estados-nación de Europa de ejercer su posición en el mundo, así como la necesidad del mundo de encontrar una referencia distinta al modelo norteamericano que ha dominado el siglo XX, y que ha capitalizado ya sus aciertos, desvelando las carencias que Europa puede colmar.

El modelo norteamericano se ha caracterizado por santificar las posibilidades de desarrollismo económico del individuo como principal valor al que subordinar el resto de cuestiones sociales o colectivas. Cualquier consideración o atención colectiva del poder público estadounidense queda subordinada a la generación de las condiciones que permitan al individuo cumplir el sueño americano de llegar a la cúspide del éxito económico y, por tanto, social. Una sociedad que estructura sus élites estableciendo requisitos de pertenencia exclusivamente económicos, sin consideración alguna a los de origen social o profesional. En Estados Unidos un rico es rico, con independencia de que haya forjado su fortuna por la investigación médica o por la venta de palomitas.

Europa representa, como alternativa al modelo americano, una concepción de la democracia sustentada en el Estado del Bienestar, el Welfarstate que nació en la Alemania de 1880. Europa es una idea que determina que la libertad ha de ir acompañada de igualdad social y territorial, generados desde el poder público para que podamos hablar de la existencia de democracia. Europa representa la igualdad de oportunidades para acceder al progreso social, cultural y económico de los individuos. Una escala de valores diferente que se sustenta en sistemas de solidaridad social que posibilitan un conjunto de derechos considerados como de los ciudadanos y que incluyen en nuestra tradición el derecho universal a la educación y a la sanidad. Una concepción de la sociedad en la que el desarrollo económico es un valor fundamental, en tanto que garante del bienestar y el avance de la sociedad en su conjunto. Es posible que por sentirnos herederos de nuestros antepasados, que inventaron la democracia en Grecia, crearon las leyes y el urbanismo en Roma, y los tratados de filosofía y medicina en el Califato, concedamos importancia al planeta como escenario de civilizaciones futuras.

Los problemas que el mundo tiene planteados en la actualidad son los que se derivan de los gigantescos desequilibrios económicos, sociales y de acceso a la cultura para millones de personas. De estos grandes desequilibrios podemos derivar todos los retos y amenazas del mundo actual (inmigración, hambre, terrorismo...); retos y amenazas que ya cuentan con las soluciones y decisiones del modelo norteamericano.

Pero estas decisiones y soluciones que el mundo espera no podrán fundamentarse ni generarse en exclusiva por las razones que otorga tener el mejor arsenal de armamento. Irak es el ejemplo de que esto no da la razón ni la victoria por sí sólo. Es necesario reflexionar con bagaje histórico para contemplar las situaciones y tomar con perspectiva las decisiones correctas.

Auschwitz forma parte de ese bagaje europeo. Un testimonio del horror de más de 12 millones de muertos a los que no olvidar, apilados sobre incontables errores políticos y producidos por uno de los mejores arsenales de guerra de la época. EEUU no ha sido jamás escenario de una atrocidad semejante, quizás por ello tome algunas de las decisiones que toma. Los españoles tomaremos una el 20 de febrero, y con nuestro voto estaremos pronunciándonos sobre 50 años de historia, determinando nuestro futuro y el de Europa.

*Presidente de la Asambleade Extremadura