WEwspaña se convirtió ayer en el primer país que aprueba en referendo la nueva Constitución europea. Lo hizo con un masivo, del 76,6%, aunque con una participación discreta, del 42,3%. La apuesta del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, se salda con éxito. Ante la disyuntiva de apoyar un nuevo avance --moderado, pero real-- en el lento proceso de unión política y social de Europa, o de frenarlo sin saber exactamente cuál sería la alternativa, la decisión de los españoles ha sido bastante clara. Era lo que Europa esperaba de un país que tiene muy pocos euroescépticos, que son la verdadera oposición a la Constitución europea en países como el Reino Unido, Dinamarca, Polonia o Francia.

EL MENSAJE A EUROPA. Otros nueve países tienen previsto opinar sobre la Constitución europea a través de referendos. España la ha apoyado, pero el elevado nivel de la abstención determina que no ha lanzado el mensaje europeísta elocuente que se esperaba de nosotros, y que habría podido incidir en el debate de otros países sobre Europa.

EL SENTIDO DE LA ABSTENCION. La participación fue la más baja de todas las consultas realizadas en España desde la recuperación de la democracia. Pero estuvo sólo 2,7 puntos por debajo de la registrada en las elecciones al Parlamento Europeo de junio. Ese desentendimiento refleja que muchos españoles creen que los ciudadanos no tienen el debido protagonismo en la construcción europea. Pero en la abstención de ayer también pesó el cainismo de los partidos que han utilizado el referendo como válvula de escape para sus frustraciones en la política interior y han hecho campañas deliberadamente confusas para desgastar a Zapatero. Vale la pena subrayar que anoche el secretario general del PP, Angel Acebes, felicitó también a quienes no fueron a votar, gesto no imitado por Mariano Rajoy, presidente del PP y hombre más digno que aquél.

LA COMPLEJIDAD DEL ´NO´. Los votos negativos sumaron el 17,2% en el conjunto de España y el 9,34% en Extremadura, donde sólo Izquierda Unida hizo campaña a favor del ´no´. Los votos en blanco, más numerosos de lo habitual, fueron otro síntoma del gran desconcierto de mucha gente ante un texto difícil. Unicamente en 1986, en el referendo de la OTAN, los extremeños respaldaron esta opción por encima del porcentaje registrado ayer en la región. Pero nadie puede apropiarse con plena legitimidad de un no que era solicitado por sensibilidades muy distintas --la derecha revanchista contra el Gobierno, la derecha confesional, el independentismo o la izquierda crítica--, pese a que también el tuvo apoyos heterogéneos, aunque todos europeístas. Un que en Extremadura, la región menos euroescéptica , contó con el respaldo del 85% de los que ayer acudieron a votar, el 49,88% del censo.