Me pregunto, casi a diario, qué significa la palabra democracia . Desde que tenemos democracia he visto cómo los trabajadores están siendo machacados y cómo las leyes laborales favorecen más a los empresarios. Por ejemplo, mediante el despido libre. A veces no nos preocupamos por averiguar si un despido es correcto o se produce porque el jefe ahorrará un dinero contratando a un trabajador más joven para ponerlo en el puesto del despedido. Parece que vayamos al revés de lo que sería un proceso de evolución normal: se instalaron oficinas de empleo temporal cuando en los demás países se iban suprimiendo, y los sueldos son irrisorios; estamos cobrando salarios de hace 20 años. Nuestros hijos no tienen ningún porvenir; algunos no encuentran trabajo, y el que lo tiene no puede acceder a una vivienda decente. ¿Qué hace el Gobierno? Nada. Los pisos no serían tan caros si el Gobierno hubiera tomado medidas para evitarlo. Lo único que les importa a los que están en el poder es comparar a España con otros países europeos cuando a ellos les interesa, pero nunca comparan los sueldos y las ayudas que tienen los ciudadanos de otros países. Ni hablan de la gran cantidad de pisos que hay por vender. La crisis, en España, no viene de ahora; viene de antes, de cuando el Gobierno no supo atajarla. En pleno franquismo, la gente salía a la calle a protestar, a pedir libertad. Ahora, en una democracia, nos quedamos en casa pese a que el paro aumenta día a día. Ya está bien de poner la otra mejilla. Encontrar trabajo ya era difícil cuando mi hijo mayor tenía un año; ahora tiene 29. Y las industrias se van a otros países donde la mano de obra es más barata.

M. del Carmen Cadena Fredes **

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