XExl médico, durante toda su vida profesional, mantiene un compromiso con la ciencia y con el aprendizaje, inmerso en un proceso de formación continuada, buscando siempre la excelencia, que es lo que engrandece y hace única a la profesión médica. Es un compromiso ético orientado a dar una asistencia de calidad, porque, sin la ciencia y sus aplicaciones, la ética y la humanidad se quedan en solo buenas intenciones, en una amabilidad sincera, pero ineficaz.

La medicina moderna utiliza un nuevo modelo de práctica clínica: la medicina basada en la evidencia (MBE) frente al modelo tradicional de maestría clínica sustentada en la experiencia. La MBE emplea los ensayos de investigación como herramienta de la clínica diaria. Surge en el siglo XX con la introducción de la estadística y estudios epidemiológicos en la práctica médica y es una valiosa herramienta que posibilita la revisión y evaluación crítica de la literatura científica. El médico, además de ejecutar nuevas técnicas, debe tener acceso a esta información y ser capaz de interpretarla críticamente. Si a ello une la propia apreciación sobre la realidad del paciente, estará en la vía de la excelencia. Hoy día, el buen médico utiliza ambas herramientas, maestría clínica y MBE, porque ninguna se basta por sí sola. La combinación de asistencia, investigación y docencia y ejercer la medicina como una vocación de servicio es el camino que conduce a lograr la excelencia.

Los responsables de la Educación Médica Universitaria, nos encontramos ante profundos cambios dada la obligada adaptación de nuestros planes de estudio al Espacio Europeo de Enseñanza Superior (EEES). Es una oportunidad y un reto para dirigir la formación de los futuros médicos hacia la excelencia profesional.

Se fomenta a veces que los alumnos se centren en obtener calificaciones aprobatorias, sin hacer énfasis en el aprendizaje. De esta forma, estudian sólo para aprobar y no para saber, ya que no profundizan en el estudio de los temas de cada materia utilizando libros, revistas e Internet, sino solamente utilizando los apuntes de clase, en muchos casos tomados por otros compañeros. En este asunto, la responsabilidad no solo es del estudiante, los profesores también hemos contribuido a ello. Sin embargo, urge cambiar. La convergencia europea nos obliga a todos, profesores y estudiantes a dar un giro a nuestra actuación: el proceso educativo debe dejar de estar basado en el profesor que informa y enseña , mediante lecciones magistrales de excesivo contenido teórico, para hacerlo en el estudiante que aprende , protagonista real del proceso, en el que el enseñante es sólo un vehículo de ayuda al aprendizaje del alumno. La enseñanza debe estar basada en la adquisición de competencias por parte del alumno durante el periodo de pregrado, entendiéndose por tal, el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes que el estudiante debe haber adquirido, que servirán de base para alcanzar una excelente práctica médica. La adaptación al EEES se apoya en tres aspectos: cognitivos, como son conocer y aprender, es decir, saber , adquisición de habilidades psicomotoras, es decir, saber cómo actuar y formación en valores y actitudes, es decir, saber cómo ser .

En resumen, la Universidad, y las Facultades de Medicina en ella, tiene un desafío por delante: modificar los actuales planes de estudio para dar cumplida respuesta a estos principios más racionales. El nuevo sistema, obliga al profesor, desde luego, pero también, y mucho, al estudiante, que pasa de ser sujeto pasivo a serlo plenamente activo, implicado en el auto-aprendizaje que le va a exigir mayor esfuerzo y dedicación.

Llegar a formar médicos en la excelencia en nuestro país, precisa además, retocar otro aspecto importante: la relación entre las instituciones educativas (Facultad de Medicina) y las sanitarias (Hospitales y Centros de Salud), que intervienen en las dos fases de formación del Médico: grado y postgrado respectivamente. Desgraciadamente, en la actualidad, ambos periodos son en gran medida compartimientos estancos, sin ninguna coordinación entre sus programas y objetivos, cuando es claro que deben ser complementarios. En esta problemática están implicados los profesores vinculados, de doble dependencia de la Universidad y de la Sanidad pública, no siempre bien comprendida por ambas partes, y los profesores asociados en Ciencias de la salud, figura igualmente controvertida por diversos motivos. La nueva figura del colaborador honorífico , configurada en el convenio entre la Uex y la Consejería de Sanidad y Consumo es de esperar que rellene este hueco y mejore la enseñanza práctica de nuestros alumnos, que es realmente la asignatura pendiente de nuestro sistema. En este sentido se anuncia la modificación de las pruebas MIR, de forma que no solo se evalúen los conocimientos teóricos, sino también las habilidades prácticas adquiridas. También contribuirá positivamente la generalización de las pruebas ECOE (evaluación clínica objetiva estructurada), que valoran la competencia profesional utilizando simulaciones de situaciones clínicas reales.

En definitiva, la sociedad exige asistencia médica de calidad y los médicos estamos obligados a darla, buscando siempre la excelencia. Para ellos, debemos lograr maestría clínica, actuar según los principios de la MBE, conseguir un ambiente sosegado de trabajo, mentalizar a los alumnos en estudiar para saber y no sólo para aprobar, coordinar debidamente los periodos de grado y postgrado y lograr una plena integración en el Espacio Europeo de Enseñanza Superior.

*Decano de la Facultadde Medicina de la Uex