TMte pregunto si excluimos y lo hago viendo cómo se construye el bienestar de unos pocos agraciados, y crece la marginación de numerosos individuos y colectivos sociales. Es claro que el bienestar de las minorías se construye con la pobreza, el desgarro y la exclusión de esa masa ingente de seres humanos que malviven y malmueren. Esto nos lleva a una injusta distribución de los bienes, al paro, desprotección social...

Son muchas las causas de la exclusión, la primera y más grave es la situación económica, las políticas entendidas como capacidad de una persona o de un colectivo humano de influir de algún modo en la marcha de la sociedad. La cultura, el pertenecer a una minoría étnica que no goce de aceptación. La salud (enfermedades como sida, discapacitados físicos y psíquicos). Y todo ello unido a la exclusión laboral, aislamiento social, insignificancia vital, insuficiencia de recursos vulnerabilidad de los tejidos relacionales, precariedad de los dinamismos vitales...

Quizás esta pregunta no sonaría con tanta fuerza en mi mente si nosotros, y especialmente nuestros políticos, fuéramos capaces de vivir la caridad política (entendiendo por caridad como lo que realmente es amor con justicia), es decir, caridad mediada por la justicia y proyectada en clave política. Es necesario, muy necesario, tener en cuenta la educación ya que ella es un arma decisiva ante la vulnerabilidad y contra la exclusión.

Debemos tener actitud samaritana, que es esa capacidad de aproximación. Sólo así es posible conocer la realidad y denunciarla. No podemos cerrar los ojos para no ver ni candar la boca para no denunciar; ni ver y pasar de largo.

*Sacerdote