Reivindicación de una Extremadura mejor dotada en infraestructuras, solidaria con la cooperación para el desarrollo y participativa en la implicación de los asuntos públicos. Estas fueron ideas principales en el discurso de ayer del presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, con ocasión del acto institucional, anoche en el Teatro Romano, de entrega de la Medalla de Extremadura a Antonio Ferrera, Helga de Alvear, Juan Margallo, los restaurantes Figón y Azcona y la Dirección Territorial de la Once en la región. Fernández Vara aprovechó su primer discurso en la víspera del día de la Comunidad para advertir que existe desigualdad entre las regiones --"Conviene recordar a quienes culpan al Estado cuando se les va la luz que a nosotros se nos fue algo más importante: las personas buscando algo de luz en sus vidas", dijo apuntando a Cataluña--; en recordar que en esta legislatura la Junta distribuirá el 0,7% del presupuesto no finalista en programas de cooperación (actualmente destina en torno al 0,3%) y en pedir a la juventud su implicación en la política.

Fernández Vara pidió también que este Día de Extremadura fuera particularmente "el día de la mujer extremeña" porque está más lejos de alcanzar la igualdad de oportunidades, y enfatizó el carácter decisivo del Estatuto como la herramienta política que ha conformado la Extremadura de ahora, y que conformará la del futuro en su versión renovada, y cuyo texto espera consensuar con el PP esta legislatura. El orgullo por el Estatuto propuso Vara que se expresara en la concesión extraordinaria, y decidida por la Asamblea, de la Medalla de Extremadura a los "que han hecho posible" los últimos 25 años, entre ellos a la Reina Doña Sofía, por ser "una gran amiga de Extremadura".