WAwtenas cerró ayer unos grandes Juegos Olímpicos, comparables en su brillantez y calor humano con los celebrados en la ciudad de Barcelona en el año 1992. Grecia, un país que arrastra grandes retrasos en comparación con el resto de las potencias de la Unión Europea, ha demostrado una capacidad organizativa que muy pocos le daban hace unos meses. La mezcla de modernidad y referencias históricas que han inspirado los Juegos de Atenas --con las ruinas del Partenón como indiscutible icono del acontecimiento deportivo-- ha sido un notable éxito.

Durante estos días se han refrescado desde una perspectiva original y de forma contenida los nobles principios inspiradores del deporte en la sociedad moderna.

SEGURIDAD Y DOPAJE. Grecia ha superado también con sobresaliente la prueba de la seguridad. Los Juegos se han celebrado en medio de un clima internacional crispado por el conflicto de Irak y con un lógico temor a nuevas acciones terroristas de gran envergadura. Sin embargo, la normalidad, salvo excepciones como la de ayer en la prueba de maratón, ha presidido los 17 días de competiciones y los controles han sido discretos y eficaces.

La cita olímpica de Atenas ha servido, además, para que el Comité Olímpico Internacional (COI) dé un paso más en el camino de librar al deporte de la plaga del dopaje. Los casos detectados han sido sancionados con rigor y no ha habido, tampoco en este terreno, margen para las polémicas.

ESPAÑA CUMPLIO. La delegación española estuvo a buen nivel en Atenas. Tanto el número de medallas, 19, como el papel desempeñado en casi todas las modalidades demuestran que el deporte está en España en el nivel que cabe esperar de un país con su perfil: claramente por detrás de las grandes potencias --Estados Unidos, China, Rusia o Alemania--, pero en el pelotón de cabeza de una muy digna segunda división.

Algo más de suerte en los deportes de conjunto --hubo especial desgracia en baloncesto, hockey y balonmano-- hubiera redondeado sin duda la participación española, que se ha ido de Atenas sin conseguir romper el techo de medallas de Barcelona (22), pero superando claramente lo realizado en Atlanta (17) y en Sydney (11).

Las autoridades deportivas se han apresurado a decir que estamos en el buen camino y que habrá recursos suficientes para el deporte de élite. Solamente con un esfuerzo continuado y un trabajo riguroso de directivos, entrenadores y atletas podrá garantizarse la superación en los Juegos Olímpicos de Pekín, que se celebrarán en el año 2008, que aparecen ya en el horizonte como la gran ocasión para que China desbanque a Estados Unidos del liderazgo de la clasificación olímpica.