Es un hecho curioso que Extremadura sea la segunda productora de vino de España y sin embargo sus caldos sean poco conocidos a nivel nacional e internacional. Los riojas, riberas del duero o los espumosos catalanes son mundialmente conocidos y sin embargo no está a esa altura, --al menos para el gran público--, la denominación de origen extremeña. ¿Qué falla? Sin lugar a dudas, la comercialización y el haber llegado tarde a los mercados. Empresarios y administración deben hallar la fórmula para invadir los estantes de restaurantes y grandes superficies de vinos de la región, sin duda muy apreciados por los expertos. Se echa en falta una buena campaña de promoción.

Hablando de exportaciones, un dato preocupante es que las ventas de empresas extremeñas a Portugal, nuestro principal cliente foráneo, han caído un 10% en el último año. Que el 86% de los productos que se exportan se concentren en sólo cinco naciones también es para analizarlo, sobre todo cuando se llega nada menos que a 122 países. Ya sabemos que es difícil abrir mercados en estos tiempos, pero quizá las nuevas tecnologías, en las que dicen somos unos expertos, ayuden a superar ese hándicap.