Decía el autor de El Principito que el hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo. Pocos obstáculos encontró Fernández Vara al heredar una Extremadura en recuperación hace apenas dos años. Habíamos superado con esfuerzo la peor crisis de la democracia. Recibió los mandos de la Junta con el PIB creciendo, subiendo el número de ocupados y disminuyendo el número de parados.

En sólo dos años somos campeones de la deuda, el déficit y el desempleo. Por primera vez, lo extremeños adeudan más de 4.000 millones de euros, 482 millones más sólo en el último año. Tenemos la medalla de plata en déficit. Hemos incumplido el objetivo en 2016 y ya nos adelantan que será imposible cumplir en 2017. Y en materia de desempleo el drama se acentúa con la tasa de paro más alta de todo el país, un 29,2%.

El presidente extremeño ha convertido a Extremadura en una película en 3D: déficit, deuda y desempleo. Para ser realistas, es más bien un telefilme de baja calidad y con poca proyección en el futuro.

Es la realidad que estamos sufriendo durante los dos primeros años de esta IX Legislatura, gracias a un presidente más preocupado en mirar a Madrid que en las dificultades que está sufriendo su tierra. La Junta ha cerrado por Primarias y el jefe del Ejecutivo deja pasar la legislatura entre la abulia y el disimulo. Prueba de ello son los distintos informes sobre previsión de crecimiento de nuestra comunidad autónoma.

El último, conocido justo esta semana, es de Funcas. Refleja unas previsiones de crecimiento para Extremadura del 1,9%. La región que menos crece. La única por debajo del 2%, entre otros motivos por la debilidad y el tono apagado de la industria y el sector servicios. Los datos son el síntoma de que las políticas del pasado no sirven para el futuro y, mientras Extremadura sigue perdiendo población y capacidad para generar riqueza y empleo, hay quien grita a los cuatro vientos que tiene el bálsamo para arreglar la vida de la gente.

Extremadura no se levanta con el cansancio o la apatía, no están los tiempos para eso, porque querer algo no es suficiente, hay que demostrar actitud, apetito y esfuerzo.