El consejero de Hacienda de la Junta de Extremadura, José Martín, ha expresado su esperanza en que la región abandone en el año 2010 el grupo de las de menor renta de la Unión Europea. Este grupo, conocido como las de ´Objetivo1´ por ser receptora neta de fondos, está integrado por las regiones que no alcanzan el 75% de la renta media de la UE.

La renta de Extremadura es, en estos momentos, del 67,1% de la de ´los 27´ y las previsiones del consejero se basan en que, en los últimos cinco años, la región ha logrado acercarse en siete puntos a la media europea, según el último informe sobre convergencia elaborado por la Dirección de Política Regional de la Unión Europea. "Si en cinco años hemos pasado del 60 al 67%, en los próximos tres años podremos acercarnos otros siete puntos y llegar al 75%". Ese parece ser el razonamiento del consejero que le ha llevado a hacer un pronóstico tan optimista. Porque, evidentemente, lo es. Un razonamiento así tiene de bueno que expresa que Extremadura está en camino de abandonar ese grupo de regiones, pero precisamente porque es un asunto psicológicamente importante se debe huir de triunfalismos que, a la postre, puedan actuar como desmotivadores si no se consiguen los resultados a los que se aspira.

La realidad es que mucho tiene que avanzar Extremadura para que en los próximos tres años enjugue la distancia que le separa de las regiones que ya no son ´Objetivo 1´. Y las previsiones de informes que se tienen por fiables, como los de Hispalink, no apuntan en esa dirección, puesto que prevén para la región un crecimiento menor en dos décimas a la media nacional para este año (del 3,5% para Extremadura y del 3,7% para España) y mayor también en dos décimas en el 2008: es decir, que cuando llegue el 2009, Extremadura y España habrán crecido lo mismo en el último bienio, y aunque nuestro país está creciendo por encima de la media europea, nuestra región difícilmente podrá recortar los siete puntos que le separan del grupo de regiones con renta superior al 75% de la europea.

José Martín, por otro lado, ha hecho unas manifestaciones que cabe calificar de sorprendentes: ha establecido una línea divisoria entre buenos y malos . Entre los primeros estaría la UE, porque "los fondos europeos están permitiendo corregir los diferenciales de renta y empleo de las regiones con menor PIB", y entre los segundos el ministro de Economía, Pedro Solbes, al que implícitamente vino a tildar de insolidario porque la inversión estatal, a diferencia de la de Europa, prima a las regiones de mayor PIB, como Cataluña. Estas palabras, dichas por el responsable de Hacienda de un gobierno socialista y referidas al ministro de otro gobierno socialista son, cuando menos, llamativas. Porque si el Gobierno de la nación prima a Cataluña no hace otra cosa que cumplir con lo que establece su nuevo Estatuto de Autonomía que le garantiza unas inversiones estatales equivalentes a su PIB. La lamentación, por muy justa que sea --y lo es-- es extemporánea porque nada se le oyó al consejero Martín, ni a nadie del gobierno regional, cuando el Congreso estudió la nueva norma catalana. Aquel era el momento. Y se dejó pasar.