XHxace 35 años un suceso fundamental en el inicio del movimiento de reivindicación del colectivo homosexual tuvo lugar en Nueva York. A pocos minutos de dar comienzo el 28 de junio de 1969, cientos de policías irrumpieron en un local de ambiente donde menos de un centenar de personas intentaban divertirse. La desproporción de la medida tomada fue tan desmesurada que marcó un punto de inflexión excepcional en el movimiento homosexual. En España estos sucesos, como tantos otros, fueron debidamente silenciados por el régimen franquista que un año después, en 1970, creó la Ley de Peligrosidad Social y Maleantes, mediante la que se consideraba peligrosos a los homosexuales, las lesbianas y los transexuales. Se les prohibía, incluso, poder ejercer de docentes en la enseñanza primaria. Claro, que según la Conferencia Episcopal, hay que "proteger a los niños" de la homosexualidad. Muchos fueron encarcelados en la prisión de Badajoz, actual MEIAC, y muchos de ellos, además, fueron denunciados a las autoridades por sus propios familiares. Hasta 1995 no se derogó esta ley y los expedientes, con los datos personales de personas que no cometieron ningún delito, siguen existiendo. Un año antes, en 1994, se crea en Vitoria el primer registro local de Parejas de Hecho y en 1997 la Junta de Extremadura creó, a nivel autonómico, un registro de Parejas, creándose en 2003 una ley autonómica. Desde 1969 se han venido sucediendo avances, sobre todo de tipo reivindicativo, y Stonewall Inn significa mucho más que el hecho de haber salido del armario, sino que significó salir del silencio hiriente e intolerante de años y años. Un silencio que, 35 años después, se va rompiendo en Extremadura gracias al compromiso de muchos ciudadanos y ciudadanas a los que les importa un pimiento con quién se acueste cada uno.

Pero queda mucho por hacer. Queda empezar a silenciar la intolerancia de quienes se permiten el lujo de reprender a nuestro Gobierno por hacer de una vez lo que viene estipulado en la Constitución: que todos los españoles y españolas somos iguales sin distinción de condición.

Queda silenciar a aquéllos que piensan que los homosexuales son "un problema que puede provocar la quiebra de la Seguridad Social" y a aquéllos retrógrados que se oponen al necesario avance legislativo que supone un cambio social trascendental para que no se discrimine a nadie por su condición sexual.

El 28 de junio debe ser un día festivo para homenajear a todos aquellos homosexuales de Nueva York del 69, a los que estuvieron presos en Badajoz o en cualquier parte y a los que, aún hoy, viven en los armarios de la intolerancia o en las prisiones de Nigeria o Egipto.

*Portavoz de la Asociación de Derechos Humanos de Extremadura.