El rodaje de la película El séptimo día , basada en los luctuosos hechos acaecidos en la localidad pacense de Puerto Hurraco hace ahora trece años, lleva tres meses --desde que el director de la misma, Carlos Saura, y el productor de ésta, Andrés Vicente Gómez, anunciaran el proyecto cinematográfico-- alentando una polémica que ha llegado incluso al insulto y que amenaza con llegar a los tribunales.

Bien es sabido que cualquier obra es sólo una visión personal de su creador. Pero cuando ésta atañe a unos vecinos y a la mala reputación que fuera de Extremadura se vende de la región, al menos hay que abordar la creación con cierto mimo. Cualquier escritor que se precie procura documentarse sobre lo que va a analizar en su obra. Saura se ha limitado a leer un guión pero no ha tenido interés en conocer el sitio y los personajes que va a llevar a la pantalla (cómo son, qué piensan, que sucedió realmente...). Incluso haber rodado la película en su escenario original, Puerto Hurraco, en lugar de hacerlo a cientos de kilómetros de ella.

El productor debe estarse frotando las manos porque cuanto más polémica se genere, más taquillera será la película. Pero los extremeños no queremos que se remueva nuestro pasado por un mero fin lucrativo. Extremadura dista mucho de ser ésa que algunos quieren ver desde detrás de sus cámaras. Vengan, vean, saquen sus conclusiones y luego podrán hacer una película con conocimiento de causa, sin estereotipos prefijados y sin objetivos que distorsionen la auténtica realidad. Los extremeños queremos que se nos trate con respeto.