Los pequeños y medianos municipios extremeños siguen perdiendo población en favor de las ciudades, que han ganado más de 16.000 habitantes en los últimos cinco años, según contempla la última actualización de los padrones municipales. Estos datos refrendan la tendencia demográfica a la baja en los pequeños núcleos y la concentración en las grandes urbes.

Del último informe del Instituto Nacional Estadística (INE) destaca la progresión experimentada por la capital cacereña, que en sólo un lustro ha crecido en casi 8.500 habitantes, muy por encima del resto de ciudades extremeñas. Estos datos del INE confirman la tendencia demográfica que se viene dando en el ámbito rural extremeño a lo largo de los últimos años, hasta el punto de que la pérdida de población, en muchas ocasiones, ha pasado a engrosar la lista de los principales problemas a que deben hacer frente los pequeños ayuntamientos. El envejecimiento de la población, la escasez de recursos o las mejores expectativas laborales de las ciudades, con respecto a los pequeños municipios, son algunas de las posibles causas de este despoblamiento de las zonas rurales, al día de hoy condenadas a competir en clara desventaja. Ante este panorama, cualquier ayuda administrativa al mundo rural sigue siendo poca.