Se cumplieron los peores augurios. Todos los proyectos que han logrado asignación en la subasta de energía renovable celebrada ayer son para eólica. La marca Forestalia ha sido la principal ganadora al adjudicarse 1.200 megavatios (MW), aunque también han conseguido asignaciones de nueva potencia las firmas Enel (500 MW), y Gamesa y Gas Natural (200 MW).

Esto significa que Extremadura se queda sin nada, toda vez que la totalidad de cupos energéticos presentados eran para energía solar, en concreto para parques fotovoltáicos en Cáceres y Badajoz. Esta situación supone un revés importante para la Comunidad, que viene a retrasar una vez más su desarrollo tecnológico e industrial. Actualmente en nuestra comunidad hay peticiones de proyectos de instalaciones fotovoltaicas en condiciones de producir 2.000 megavatios. Por el momento, no podrán ser autorizados y, en consecuencia, tendrán que esperar, con todo lo que ello conlleva de pérdida de inversiones.

La ‘macrosubasta’ de renovables celebrada ayer ha puesto en juego 2.000 MW, ampliables a 3.000 MW. Ha sido la gran subasta realizada por el Ministerio de Energía después de 5 años a cuenta gotas, y su resultado no ha podido ser más descorazonador.

En primer lugar, los criterios utilizados no son aceptables: La subasta no valora el precio de la energía sino el importe de la inversión; no hay cupo o reserva de megavatios para las diferentes tecnologías de forma que a las que son más eficientes económicamente, la fotovoltaica y la eólica, se las obliga a competir entre sí; y por último, si un proyecto fotovoltaico y otro eólico empatan se decide en función de las horas de producción de energía al año, y las bases dan más horas al año a la eólica que a la fotovoltaica. En resumen, que parece que las subastas están hechas para perjudicar a las energías que dependen directamente del sol y no del viento. Y en segundo lugar, no se tiene en cuenta el punto de partida de cada territorio y el tren de desarrollo que se pierde con una decisión de esta naturaleza.

Hace bien el gobierno extremeño en pedir explicaciones por falta de neutralidad en esta decisión y hace bien también en denunciar la falta de equidad del Gobierno a la hora de dar oportunidades de desarrollo a las regiones. En este caso no se pide más esfuerzo para Extremadura, sino igualdad de condiciones para poder desarrollarnos.