WEw l gobierno regional envió ayer a la Asamblea un anteproyecto de presupuesto para el 2011 que bien puede calificarse ´de hierro´ por su dureza y porque dibuja un panorama de severa regresión del gasto sin que esa contención, aunque se prevea un crecimiento de la economía del 1,5%, sirva para mejorar las perspectivas de creación de empleo. De hecho, los cálculos oficiales hablan de que a final del 2011 Extremadura tendrá mil parados más que a final de 2010.

Nunca, desde que la Junta es Junta, ha presentado unas cuentas generales inferiores en casi un 8% a las del año anterior, que ya habían bajado cerca de un 3% respecto de las que le precedieron. Un dato expresa con claridad la contracción del gasto: la cantidad total presupuestada para 2011 (5.190 millones de euros) es solo ligeramente superior a la de 2007 (5.000 millones).

La pregunta es si el recorte es necesario y, derivada de la anterior, si el recorte decidido por Fernández Vara es el necesario para la región. Y la respuesta es que una autonomía no dispone de esa porción de soberanía que le permite ir a contracorriente no solo del gobierno de la nación, sino de las directrices que al gobierno de la nación y al resto de países de la Unión Europea le han marcado las autoridades monetarias internacionales, que han optado por la reducción radical del déficit para remontar la peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, ninguna región puede escapar de la disciplina presupuestaria y ningún gobierno regional --sea del color que sea, y las autonomías del PP tendrán que hacer lo mismo que las del PSOE por mucho que lo critiquen- podría elaborar unas cuentas que no introdujeran un tijeretazo histórico.

Pero el tijeretazo podría haberse hecho con otros criterios: si los presupuestos ponen de relieve que el paro, que es el principal problema de los extremeños, no solo no se va a atemperar sino que crecerá, y que el número de ocupados apenas aumentará en 8.000 personas, el presupuesto fracasa en uno de sus objetivos básicos, y se tendría que haber puesto especial cuidado en la bajada de las inversiones y el recorte en obra pública (Fomento baja nada menos que un 20%), como motores de la creación de trabajo. Máxime cuando --descontando acudir al mercado de deuda, que está muy cara y siempre habrá que devolverla aunque Extremadura tiene más margen que la mayoría de las regiones-- la Junta solo se adentra tímidamente --mientras carga a los ciudadanos con impuestos como el céntimo sanitario en los combustibles-- en la enajenación de patrimonio como fórmula para allegar fondos: la venta de viviendas sociales es una buena idea que además supone el beneficio colateral de hacer propietarios a quienes no lo son, pero las 3.000 que saldrán a la venta de las 15.000 con que cuenta la Junta son insuficientes, como lo es que solo se prevea vender viviendas y no otro tipo de patrimonio.