La suspensión del concierto de Extremúsika debido a las intensas lluvias del fin de semana deben invitar a una reflexión al Ayuntamiento de Cáceres. ¿Está en condiciones esta ciudad de albergar este tipo de espectáculos? A la vista de lo ocurrido, no: las imágenes publicadas por este periódico sobre las condiciones en que han acampado miles de personas en el ferial dejan lugar a pocas dudas. ¿Es positivo para Cáceres acogerlos? Sí. Y más con los retos que tiene planteados. No se puede despreciar la oportunidad que da Extremúsika de convertir Cáceres en referencia nacional para los amantes del rock porque es un gran activo --exclusivo, además-- para optar a la Capitalidad.

La conclusión, por tanto, es obvia: el Ayuntamiento tiene que decidir cómo acondicionar el ferial para asegurar que un festival al que asisten miles de personas llegadas de todas las partes de España no se va a suspender porque el tiempo se aborrasque.

Ahora llega Womad, por cuya celebración Cáceres ha empeñado hasta una tensión institucional. Si la lluvia lo venciera como lo ha hecho con Extremúsika, la ciudad sería la verdaderamente expuesta a la intemperie. La intemperie de la falta de infraestructuras, las que hacen posible --o no-- proyectos de futuro. Hay que tomar decisiones.