La guerra del gasoil que nos anuncian no se tiene en pie: ahora resulta que los principales perjudicados por el impuestazo van a ser los pobrecitos fabricantes de automóviles, ¡mire ustedes qué pena!

O sea, no los millones de españolitos que tienen un coche diésel y que, si hoy quisieran venderlo, por el mero anuncio de la subida les darían dos mil euros menos que hace un mes; no: esos no cuentan.

Aquí los damnificados, ¡vaya por Dios!, son los fabricantes, que además de ganar lo mismo vendiendo un tipo de coche u otro, van a vender más porque a muchos dueños de un diésel dejará de convenirles el gasoil y adelantarán su cambio a un gasolina nuevo.

Así que quienes ahora pretenden escenificar una guerra para ganarse nuestra compasión y apoyo son precisamente aquellos en cuyo beneficio va a subirse en realidad el impuesto; porque que nadie se engañe: la medida se adopta no tanto para recaudar más como para favorecer a la industria del automóvil. La burla.