TCtomo los políticos, unos y otros, van a acabar con la paciencia de los ciudadanos si no le echan un poco de sentido común y de responsabilidad al debate político, creo que hay que hablar de otros temas, los importantes, los que afectan a los ciudadanos. Después de conocer que la ministra de Sanidad ha recibido y presentado a los representantes autonómicos un informe sobre el problema de la carencia de médicos en España, he tenido la tentación de copiar lo que escribí hace tres meses. Pero, como sobra el autobombo, lo importante es que la ministra y los consejeros ya saben lo que sabían la mayor parte de los expertos del sector hace años, sin que nadie hiciera nada.

Ojo al dato: Sanidad calcula que en España hacen falta ya 3.000 especialistas. Y sólo en cinco especialidades. Pero como formar a un especialista cuesta diez años --seis de carrera y cuatro del MIR-- y las necesidades se irán incrementando año tras año, cuando queramos tener los tres mil, seguramente faltarán el doble o más. Como además cada año de la próxima década está prevista la jubilación de unos 2.500 médicos, muchos de ellos especialistas, y como, también, muchos médicos españoles están atendiendo las mejores ofertas económicas del exterior y abandonan nuestro país, el panorama de la sanidad pública española --que es muy buena, entre otras razones porque tiene excelentes profesionales muy bien formados por el programa MIR-- está en serio riesgo.

Hay otros datos importantes: uno de cada tres nuevos médicos que se incorpora a trabajar en España ya es extranjero y ni siquiera se han cubierto las plazas de la última convocatoria de los MIR. Las autoridades públicas se sorprenden ahora del "crecimiento de la inmigración, del envejecimiento de la población, del aumento de la oferta, de la descentralización autonómica con las transferencias" y reconocen que se han visto "desbordadas". Por no saber, no saben ni cuántos especialistas tenemos realmente en España. Saben cuántos médicos, pero no cuántos especialistas. Como no se pongan pronto a la tarea, también la sanidad, como la educación, va a ver mermar su calidad. Y con la salud, tampoco con la educación, no se debería jugar.

*Periodista