El Hospital Virgen del Puerto de Plasencia se ha quedado con un solo oncólogo. Hasta hace poco había tres, pero uno se ha ido a trabajar a otra comunidad, y otra oncóloga está de baja. La situación es difícil. Se atempera reforzando el servicio con radiólogos del hospital placentino, con oncólogos que acuden desde Cáceres y con la mejor voluntad de la oncóloga que continúa. Los enfermos reconocen el esfuerzo y admiten que las citas no se están demorando más de quince días, pero lo que ocurre en el hospital de Plasencia es un episodio más que pone de manifiesto una situación que, aunque no es responsable de ella el SES ni mucho menos el centro o los pacientes, debería de constituir una preocupación más para quienes tienen que tomar de una vez por todas las decisiones para acabar con la creciente falta de médicos en nuestro país. Porque el problema de fondo es que faltan médicos. De poco sirve matizar esa idea diciendo que están mal repartidos, porque aunque sea así, ese mal reparto supone que faltan oncólogos para atender como merecen los pacientes del Virgen del Puerto. No es suficiente el voluntarismo de la consejera de Sanidad diciendo que se han puesto inmediatamente a buscar un oncólogo. Ojalá lo encuentre, pero aunque lo encuentre nadie puede asegurar que dentro de unos meses ´encuentren´ desde otra comunidad al que encuentre ahora el SES, y la situación vuelva a estar en precario. No hay solución a corto plazo, pero solo la habrá a medio si ya se toman las decisiones oportunas, que pasan por aumentar las plazas de alumnos en las facultades y de MIR en la comunidad.