TFtotografiar algo inmaterial como la confianza resulta siempre difícil. La Fundación BBVA lo ha intentado preguntando a 20.000 personas de 13 países de todo el mundo. En el estudio salen muy bien paradas instituciones como la Cruz Roja, Greenpeace y, en general, las ONG, mientras las iglesias católica y protestante y las autoridades religiosas judías y musulmanas se disputan un hueco en el furgón de cola. Digamos que la fe, en la cuarta de sus acepciones, está cambiando de destinatario.

En cuanto a los grupos profesionales, nos merecen mucha confianza científicos, médicos y maestros, y muy poca religiosos y políticos. No hurguemos en esta herida --detectada ya en otros estudios sociológicos-- y felicitemos a los médicos de la Cruz Roja, que deben de ser un trozo de pan, no lo dudo.

En el dato más significativo, el estudio nos cuenta que, por encima de instituciones y grupos profesionales, los españoles confiamos sobre todo en los nuestros: en nuestros amigos, en nuestra familia. Se llega a especificar el círculo de apoyo que envuelve a cada persona: una media de 11 familiares y nueve amigos. No hace falta que revisen la agenda o el Libro de Familia, ya saben cómo son las estadísticas... Lo importante del dato global es que los españoles somos, sólo por detrás de los daneses, los que tenemos una red de apoyos personales más sólida. Y confiamos plenamente en ella.

Cada vez que la sociedad civil da un paso adelante en materias como el matrimonio y el divorcio, el aborto o el control de la concepción, la aceptación social y legal de todo tipo de parejas, la mayor apertura en las relaciones entre padres e hijos, los apóstoles del Apocalipsis anuncian con trompetería la destrucción de la familia. Es tal la insistencia, e insisten desde hace tanto tiempo, que la institución secular tendría que estar hecha añicos a estas alturas de la Historia. Sin embargo, a la luz de estos datos, son los trompeteros los que cada vez gozan de una menor confianza. Se lo deberían mirar antes de que la sociedad les termine enviando definitivamente con la música a otra parte. Mientras tanto, los demás vivimos confiados. Y es que con una familia maja y un puñado de buenos amigos se está divinamente.

*Periodista