A finales de 1992, uno de cada tres parlamentarios italianos estaba procesado por delitos de corrupción, además de casi 3.000 cuadros políticos regionales y locales y cientos de empresarios. Y los tres dirigentes más poderosos del país: el socialista Craxi y los democristianos Andreotti y Forlani . Aquel régimen, que se llamó Tangentópolis (en italiano, a la comisión se le llama tangente), cayó. Por la presión de los jueces y de la opinión pública. Pero también porque el empresariado más influyente decidió que así no se podía seguir, que el porcentaje que había que pagar a los políticos estaba haciendo inviable su actividad.

En España no se ha llegado a tanto. Ni mucho menos. Pero la gente tiene la sensación, y desde hace tiempo, de que se está cerca de ello. Las palabras de Maragall en torno al 3% retumban con fuerza estos días. Se ha dicho que, en 30 años de gobierno, el PNV podría haber creado un sistema no muy distinto. Lo de Gürtel en Valencia podría no ser más que la punta de un iceberg. El PP lleva años denunciando horrores en la Junta de Andalucía. Tras la crisis de Caja Castilla-La Mancha han aparecido oscuros tráficos financieros.

Las detenciones de Santa Coloma de Gramenet han añadido un elemento aparentemente nuevo en estas prácticas: la participación conjunta de exponentes de partidos distintos en las mismas. Pero eso ya se había evidenciado en otros casos de corrupción urbanística. Cuya lista ya es demasiado larga: todo empieza a indicar que las irregularidades, es decir, los delitos --en los que también están implicados bancarios, abogados o notarios--, han sido la norma en el largo boom inmobiliario español. Y que saldrán aún más casos de los que han salido.

Algunos vecinos de Santa Coloma han gritado a la puerta de su ayuntamiento que ellos ya lo sabían. Vecinos de otras ciudades dijeron lo mismo en su momento. Entre otras cosas, porque muchos ciudadanos corrientes se beneficiaron de esas prácticas. En Italia, millones de personas formaban parte del sistema. Por eso mismo el régimen tuvo que explotar. ¿Habrá que esperar aquí a lo mismo?