A la farmacia se va para comprar los medicamentos que nos ha recetado el médico, para recibir consejos de salud del farmacéutico y desde hace dos semanas también para que éste "nos recete" un libro. No está mal que al tiempo que compramos aspirinas nos llevemos información sobre El Quijote o sobre, en este caso tanto el consejo como el libro son muy acertados, Para curar el cáncer no sirven las libélulas , un fundamental libro del recordado poeta oliventino Manuel Pacheco.

Eso es precisamente lo que están haciendo las casi 700 farmacias de la región, que prestan su colaboración a una iniciativa de las consejerías de Sanidad y Cultura que se denomina Recetas de lectura y que consiste en que las farmacias, al tiempo que atienden a las los ciudadanos como usuarios del sistema de salud, ponen a su disposición recomendaciones sobre libros importantes de la literatura.

Los promotores de la iniciativa, que está siendo vista con interés en otras latitudes, creen que con ella y desde ahora en la farmacia se encuentra bálsamo para el cuerpo y también para el espíritu. Tal vez no les falte razón.