Escritor

Mi amigo Pepe se pasa el año entero esperando que lleguen estas fiestas para poder ir diciendo a todo el mundo ¡feliz año...! Ya cuando comienza diciembre, calienta motores entre los más allegados:

--Pues de este año próximo no pasa que vayamos a Fátima.

Todavía está en ese pre barrunto de la felicidad. En Fátima por otra parte, un lugar de recogimiento y éxtasis de fervor, cómo no vas a ser feliz. Otro lugar donde confluyen felicidades, es en el concierto de año nuevo en Viena con la filarmónica de la idem. Pepe no va a ningún concierto de la Orquesta de Extremadura en Badajoz, ciudad llena de finura según su alcalde, pero Viena, coño, no ir es como castrarse en vida, que por otra parte es una situación personal. Este año me llamó:

--Oye, que me he corrido... Del año que viene no pasa que vaya con Petra a Viena.

Petra es cajera en Carrefour y se lo dice a sus amistades.

--A ver si Carrefour cierra un treinta y uno, y me voy con Pepe a Viena...

Pero una vez entrado el año, ancha es Castilla y Extremadura para Pepe. Es dar las doce campanadas se vuelve loco deseando a todo el mundo un nuevo año felicísimo. Ya puede ver a quien sea a dos kilómetros, que bien dando gritos o mandando mensajes, es no parar. Todo esto da a lugar a que si él desea trescientas felicidades a trescientas personas distintas, la respuesta se concentran todas en él después, y esto a Petra le impone de tal manera que a veces ella en la caja de Carrefour a pesar del cambio, también se pone mano a la obra. Pepe se deja vencer:

--Si yo estuviera en Carrefour, no me ganabas como me ganas ahora.

El problema es cuando llega febrero y Pepe sigue saludando a diestro y siniestro. Estas felicitaciones se agradecen mucho más, cuando al que más y el que menos, ya le han hecho alguna putada y comienza a perder gas felicitable. El remate es cuando llega marzo y a Pepe no lo apea nadie. De ahí lo que le pasó el año pasado, que deseaba felicidad el mismo día que los aliados soportaban una tormenta de arena en Bagdad. Ese día se cubrió de éxito, y hasta lo felicitó Oscar Baselga, nuestro ilusionado delegado del gobierno central.