TDticen las malas lenguas que Jesús nació en primavera o a primeros de otoño y que fue la expansión del cristianismo en Europa la que absorbió interesadamente, en lugar de la festividad pagana del solsticio de invierno, la Natividad de Jesús un 25 de diciembre. Curiosamente, la festividad pagana del solsticio de invierno era muy pareja a la que hoy consideramos fiestas navideñas y además de extremo arraigo. El invierno era época de siembra y los mejores frutos de la tierra ya se habían recogido y escrupulosamente seleccionados para aguantar el duro invierno. Cuando se celebraba el solsticio de invierno (alejamiento del sol), la tribu, familias, amigos, se reunían alrededor del fuego, bien en hogueras o antorchas. Era el momento de estrechar lazos y compartir los productos mejores de cada uno para que el invierno fuese lo menos lesivo para todos, quién más tenía más daba, quién poco tenía menos daba, pero todos compartían sus beneficios por un bien común.

Hoy día engalanamos nuestros árboles con luces y guirnaldas asemejando las antorchas que se colgaban de los árboles en aquellos tiempos, compartimos nuestros mejores manjares con familias y amistades reunidos alrededor de una mesa con o sin chimenea. Nos intercambiamos regalos y nos prometemos buenas intenciones y deseos de cambio para el nuevo ciclo que comienza.

Quizás no hayamos cambiado tanto en las formas aunque sí en el fondo que es lo que importa. Nuestras cenas navideñas no tienen el fin de compartir, más bien el de engullir con gula. Los regalos no tienen el propósito de ayudar, si no el de satisfacer caprichos innecesarios y el deseo de compartir lo propio pasó a mejor vida, por mucho anuncio de lotería viral que se haga.

Da igual cuando naciera Jesús, no es importante la fecha mas allá de curiosidades históricas, arqueológicas o teológicas, lo importante es su significado y mensaje que por aquel entonces coincidía en el sentimiento de amor, confraternización, solidaridad, amistad y/o ayuda al prójimo que se alcanzaba en la fiesta del solsticio de invierno. Feliz solsticio de invierno, para cristianos y agnósticos.