TAtntes, cada otoño me hacía un regalo. Me acercaba al paseo de Cánovas y me compraba un grueso libro de cocina de la editorial alemana Koneman. El primer año me hice con un tratado de gastronomía francesa. En 2001 conseguí el dedicado a España. En 2002, el italiano. Dejé para 2003 el tomo sobre la cocina norteamericana, pero ya no pude comprarlo.

La editorial Koneman es sencillamente maravillosa. Sus libros, ya sean de arte, de viajes o de cocina, son una delicia visual y un placer textual. Mis regalos otoñales eran tomos de 490 páginas por donde desfilaban mapas, recetas, gráficos, historias, estudios y fotografías de grandísima calidad sobre Lorena y Languedoc, el Alto Adigio y la Lombardía, Asturias y La Rioja.

Hasta el año 2002, Cáceres acogía cada otoño una espléndida feria del libro antiguo y de ocasión y ahí encontraba mis tomos de Koneman a 20 euros (también los he encontrado en librerías madrileñas, pero a 45 euros). En 2003 hubo protestas, creo que de los libreros, y la feria ha dejado de celebrarse. También hay protestas de otros comerciantes por las ferias de Cánovas sobre artesanía, gastronomía, Navidad, incluso por el mercadillo de los miércoles, pero siguen celebrándose. En las ciudades españolas normales, estas ferias de libros antiguos y de ocasión son tradicionales. Cáceres no debe de ser normal. Badajoz, afortunadamente, sí. Este fin de semana ha tenido su feria libresca de octubre en San Atón y allí, por fin, he vuelto a reencontrarme con mis amigos de Koneman a precios razonables.