El presidente de Paraguay, Fernando Lugo , acaba de reconocer que es padre de un niño de dos años, concebido cuando aún era obispo de la Iglesia. Lugo calificó de mentira las especulaciones que hubo sobre su paternidad durante la campaña electoral. El asunto podría ser considerado privado, pero tiene una trascendencia política puesto que pone en entredicho su credibilidad.