WLw a decisión de la ejecutiva federal del PSOE de dar por concluidas las conversaciones encaminadas a lograr un tripartito de izquierdas y con presencia nacionalista en Navarra van a permitir que UPN, la marca local del Partido Popular, siga gobernando esa comunidad. Desde la cúpula federal socialista se ha truncado el deseo explícito de los militantes navarros del puño y la rosa de desbancar a la derecha y volver a gobernar, aunque fuera en compañía de los vasquistas integrados en la coalición Nafarroa Bai, cuya cabeza visible es el exmiembro de Herri Batasuna Patxi Zabaleta.

Seguramente ha sido clave en la decisión adoptada ayer en la calle de Ferraz la sensación de que un tripartito en Navarra, por más que fuera similar al de Cataluña y al de Baleares, supone un fuerte desgaste político que podría ser decisivo en las próximas elecciones legislativas. De alguna manera, el PSOE ha terminado por ceder a la impresentable campaña del PP en la que se anunciaba malévolamente que el Gobierno de Rodríguez Zapatero había pactado con ETA la entrega de Navarra al País Vasco. Existe, por tanto, un riesgo de crisis en las filas del PSN, pese a que los dos representantes que el pasado viernes asistieron a la reunión de la ejecutiva, Fernando Puras y Carlos Chivite, declararon que "no comparten, pero acatan" la decisión. Ayer mismo, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, tuvo que volver a intervenir para dejar claro que la dirección nacional del PSOE no aceptará críticas a la ejecutiva del PSN y recalcó que está convencido de que ambos "administrarán" la decisión de dejar gobernar a UPN en Navarra sin que haya dimisiones en el seno de la formación socialista. Blanco intervino tras los primeros envites del sector crítico del socialismo navarro, que por boca de Helena Berruezo hizo saber que se sentía engañado por el proceso negociador tras las elecciones y exigió la dimisión de Puras y Chivite.

Al zanjar así el posible pacto de Navarra, el PSOE da un claro paso atrás en su defensa de la España plural y actúa con una formación claramente centralista. Ya hubo dirigentes que intentaron abortar el segundo tripartito catalán, pero el PSC es una organización con un grado de autonomía muy superior a la del PSN. De nada han servido en este caso las alusiones de Zapatero --que el viernes evitó asistir a la reunión-- a las ansias de cambio de los navarros.

UPN, con Miguel Sanz a la cabeza, podrá ahora gobernar pese a tener solo 22 de los 50 escaños de la Cámara navarra. Los socialistas han anunciado que se abstendrán en la investidura. Pero la posibilidad de una futura moción de censura queda abierta. Como lo está la posibilidad de que los navarros sean llamados de nuevo a las urnas, lo que sería mortal para el PSN, cuyos dirigentes aparecen hoy más que nunca desautorizados por sus jefes de Madrid.

La última reflexión es que no se ha dejado gobernar a los nacionalistas de Na-Bai, pese a que Zabaleta dio el paso valiente y tan alentado desde los partidos democráticos de romper con el mundo radical aberzale y condenar la violencia de ETA.