Profesor

La política muchas veces se parece al mundo del fútbol y, como ejemplo, vayan unas pocas similitudes que reafirman esta teoría. La competición se realiza en los mismos meses, es decir desde septiembre a junio, quedándose al cargo del club, parlamento regional, nacional o municipios, un grupo escaso de directivos-políticos, que llevan como pueden las pocas cuestiones de importancia que acostumbran a darse.

A propósito de fichajes, el verano también sirve para analizar algunas adquisiciones realizadas a finales de la temporada anterior, bien por su soltura parlamentaria o por haber resultado un tufo que no sirve ni para recoger pelotas.

Y es que hay intermediarios políticos-deportivos que en mayo, y a nivel regional, metieron un "gol de órdago" a algún partido-equipo hoy en la oposición. Y así con la vitola de que el muchacho era una maravilla y que tenía una "gran experiencia en el pasado", lo colocaron con una buena ficha. En breve ha resultado que el figura fue un dolor como refuerzo para del 25-M y una vergüenza jugando-escribiendo en "campos netamente locales ".

Me cuenta la afición, que buena parte de la plantilla de este equipo ya esta mosqueada con este jugador, nada ágil para el fútbol-política de alta competición y en la que todo el mundo daba ya por retirado y jugando pachanguitas semanales. Alguien lo ha colado a costa de otros inocentes jugadores propios, con el claro fin de dar algunas patadas a cierto brillante delantero, aunque le saquen tarjeta roja y le cueste su "brillante carrera deportiva", o el delantero le salga respondón y con dos regates lo siente de culo.

¡País de equipos serios con incorporaciones que desacreditan: al juego, al vestuario y al club!