Como la vida es tan confusa, la carne que comieron los compañeros de Contador el 21 de julio, que parecía muy mala, era estupenda, en tanto que el solomillo que se zampó él era, pese a su aspecto, una porquería. La acusación de dopaje que pesa sobre el ciclista español, tricampeón del Tour de Francia entre otras futesas, tiene al Clembuterol como protagonista, pero dejando a un lado el desconcertante hecho de que un particular ande repartiendo bistecs a los ciclistas en plena competición, es muy probable que si al conjunto de la población se le sometiera a los análisis que sufren los esforzados de la ruta, no sería Alberto Contador, ni muchísimo menos, el que presentara más restos de Clembuterol, o de cualquier otro aditivo nefasto, en el organismo.

De hecho, los análisis del ciclista de Pinto sólo encontraron, después de que éste se comiera el filete sospechoso, un 0,00000000005 no sé qué de Clembuterol en su persona, muy poco, en verdad, comparado con lo que podría encontrarse en alguien tras haber ingerido un Menú del Día. Respecto a lo de "no sé qué", he de aclarar que, en efecto, no sé si son gramos, adarmes o miajillas, pues mis investigaciones sobre el particular se han aliado escandalosamente con mi ignorancia. Lo más probable, sin embargo, es que la cantidad de Clembuterol hallada en Alberto Contador no superara los 0,5 nanogramos por mililitro, o lo que es lo mismo, o no, 50 picogramos. ¿Nanogramo? ¿Picogramo? Permítaseme quedarme, para entendernos, con la miajilla.

La cuestión, pues, no es tanto si Contador se dopó con un filete en el Tour de Francia, que no creo, como que el Clembuterol y otras sustancias prohibidas siguen estando presentes en la carne que consumimos. Sobre un filete, al parecer, tienen competencias de control hasta 80 organismos diferentes, lo cual que, los unos por los otros, al filete no lo controla nadie. Esos estupefacientes colores de las carnes, esos sabores incalificables, ese líquido espumoso que sueltan en la sartén, todo eso que nos mata poco a poco sigue estando, al parecer, ahí.