En días pasado tuve la oportunidad de visitar la Filmoteca de Extremadura. Una de las instituciones culturales del audiovisual que mayor prestigio tiene en nuestra Región. De hecho, tengo que reconocer, más allá de la vinculación que tuve hace algunos años, que su actual director y su equipo están haciendo un trabajo excepcional. El otro día en un acto en Madrid de temas de cine, con gran satisfacción escuché el esfuerzo que se están haciendo desde estas Filmotecas medianas por recuperar y difundir el cine. El cine de nuestro país, la obra de los que empiezan, y, sobre todo, de las gentes que aman el cine como medio y expresión de cultura.

TENIA INTERES en manifestarlo, no por el hecho de evidenciar lo bien que se pueden hacer las cosas. Si no por la persistencia en mantener viva una serie de actividades que no siempre son fáciles de mantener. Y que si están reflejadas en el ámbito de la cultura, --siempre se es consciente de que las dificultades se incrementan--.

Muchas veces se ha discutido sobre el valor de la Filmoteca, si deben centrarse más en la conservación y recuperación, que en la propia difusión de la cultura cinematográfica. La verdad es que observo que la Filmoteca de Extremadura conjuga esos dos elementos, teniendo en cuenta sus posibilidades económicas; y esto parece tener su valor, especialmente cuando desde muchos sectores se insiste en potenciar nuestro cine como parte de nuestro acervo cultural.

El hecho de haber creado nuevas subsedes y colaborar con ayuntamientos para proyectar películas, forma parte, entiendo yo, de una acción muy acertada. Y si ello implica incidir en nuestro cine, mucho mejor. No hay duda que el denominado Séptimo Arte tiene una capacidad de introspección en la ciudadanía muy importante.

VOLVIENDO AL principio, y como extremeña que soy, siempre es bonito escuchar, fuera de la realidad de nuestra Región, que se valore lo que hacemos; y más cuando los aciertos son realidad. Y esta Filmoteca va creciendo porque las cosas se están haciendo bien, y, sobre todo, porque el equipo de personas que la están liderando juegan, además, a ser cinéfilo desde el primer día. Y esto es, quizás, uno de sus mayores aciertos.

La singularidad del edificio, el atrevimiento de su sala de proyección conjuga lo que antaño era un espacio arraigado en la ciudad, con todo aquello que de modernidad representa el cine. Un arte que traspasa el tiempo porque la forma de exponerlo es atemporal. A pesar de lo que dicen muchos directores: que se ha avanzado en la forma, y no tanto en el fondo. Teniendo en cuenta que en el fondo el cine habla de sentimientos que son siempre sentimientos humanos.

Hay otra cuestión a valorar en esta Institución el haberse convertido en polarizador de la actividad cinematográfica. Una actividad cinematográfica que ahora está teniendo fuerza, sirviendo de apoyo a aquellos profesionales que se están adentrando en el mundo de la producción. Un cometido duro, difícil y, a veces, casi impagable. De hecho, en diferentes noticias de estos días he podido observar algunos proyectos cinematográficos, tanto cortos como largos, que ya están en cartera, para, incluso, concurrir en festivales internacionales.

Este carácter polivalente de la Filmoteca de Extremadura, una filmoteca mediana en tratar de concitar encuentros entre profesionales, trabajar en la recuperación del patrimonio audiovisual de nuestra región que es mucho y muy interesante, y parece ser que muchos ciudadanos están animándose a llevar material visual a la Filmoteca; y vehiculizar iniciativas en todo lo que tiene que ver la difusión de la cultura cinematográfica da buena cuenta de la importancia y de la necesidad de apoyar y felicitar el trabajo de los que lideran esta institución en nuestra Comunidad Autónoma.

*La autora es abogada.